Hablemos sobre apropiación cultural en la migración

Las comunidades afrodescendientes históricamente han estado expuestas a violentas prácticas coloniales, y la apropiación cultural es una de esas prácticas que no se ha podido erradicar gracias a la imposición de la herencia colonial, que se perpetúa a través de las  instituciones que administran y sostienen no sólamente el sector de la cultura, sino también la estructura colonial global.  

La apropiación cultural es sin duda una práctica colonial que consiste en la expropiación, extractivismo, racismo, y robo, de elementos, instrumentos, símbolos, tradiciones y manifestaciones culturales pertenecientes a comunidades originarias, que se ejerce desde comunidades o personas privilegiadas hacia comunidades históricamente estigmatizadas, invisibilizadas y empobrecidas por la idea de desarrollo colonial, que es evidentemente insostenible para el planeta y para la sociedad en general. En muchas ocasiones, la apropiación cultural ha sido justificada bajo el concepto de homenaje, visibilización o muestra de la cultura de las comunidades, o inclusive a través de procesos de aprendizaje que se adjudican la idea de preservar la cultura de comunidades a las que no pertenecen. 

Pero, ¿cómo detectar la apropiación cultural? Uno de los soportes de esta práctica, se evidencia en que normalmente es ejecutada por personas que no han tenido ningún contacto con la comunidad y que si lo han hecho,ha sido sólamente para extraer, instrumentalizar y sacar provecho de su cultura. Pues en esta narración nunca ves a personas de la comunidad hablando o presentándose, e aquí la deslegitimación a las mismas comunidades, pues se sostiene la idea de que ellas no pueden porque no “saben” o no “conocen” cómo hacerlo (las formas establecidas por Occidente), entonces no lo hacen bien o inclusive, te encuentras casos donde se reafirma la apropiación cultural como por ejemplo esta publicación de @afrocolombia.bcn en Instagram, donde se utiliza el hashtag explícito #apropiacióncultural.

https://www.instagram.com/p/CvPIQEhqRQn

La desigualdad y falta de equidad en los territorios y comunidades de los países, son algunos de los factores que han permitido el extractivismo y la expropiación, una  desigualdad que se multiplica en la migración y exportación de productos y saberes culturales. Primero, sabemos que muchas de las personas  que pueden salir  de su país lo hacen respondiendo a su privilegio, mientras que el resto de personas que salen lo hacen en busca de oportunidades, o por protección internacional y que normalmente, la adaptación en estos territorios de migración y el acceso a una vida digna, también van a responder en mayor o menor medida de acuerdo a estos dos factores, y es allí donde se reproduce la desigualdad.  

En primer lugar, en estos procesos de migración normalmente nos encontramos con proyectos de representación en espacios construídos por esas mismas personas privilegiadas, proyectos que en sus objetivos van a replicar todo el sistema de la desigualdad. Es muy común encontrarnos con proyectos que se basan en la presentación de saberes y prácticas de comunidades originarias de las comunidades en los países de origen y claramente esto no es un problema, si esas  prácticas y saberes han sido aprehendidos de las comunidades  originarias en el territorio o si las personas que gestan estos espacios pertenecen a estas comunidades. El problema es cuando comúnmente te encuentras con la penosa situación de ver cómo han sido esas mismas personas privilegiadas las que han creado estos espacios, y sin ningún cuidado se han sentido   “dueños” y “representantes” de las comunidades. 

Por más que existan a día de hoy los marcos jurídicos legales para hacerle frente a la expropiación y al racismo epistémico, estas prácticas parecen no desaparecer. Por el contrario, se perpetúan a través del discurso racista que se ubica en  la  idea occidentalizada de desarrollo la necesidad de  “visibilizar” estas prácticas culturales, aunque sea ignorando a las mismas comunidades, lo que importa es mostrar, porque el que muestra…. 

Las políticas culturales han sido un instrumento importante para las  comunidades originarias en defensa de su cultura como parte esencial de su vida.  Sin embargo, los sistemas y la idea de justicia tradicional han sido creados para revictimizar a las personas y comunidades que realizan denuncias, no sólamente en contra de la apropiación cultural, sino también desde cualquier tipo de denuncia, pues el sistema de justicia ha sido impuesto bajo esas mismas lógicas coloniales. 

Por eso cuando una persona o comunidad denuncia se expone a comentarios y señalamientos violentos en contra de su derecho a la denuncia, y es ahí cuando se deslegitima e invalida su narrativa, su historia. Siempre el veredicto resulta a favor de la persona que ha cometido la falta y en esto hay que tener memoria, y más, las mujeres y disidencias sexo genéricas, o los pueblos étnicos, pues cuado hemos denunciado diferentes violencias, toda la estructura colonial y patriarcal ha recaído sobre nuestras cuerpas.  Este es el caso de una denuncia que se ha hecho recientemente en Barcelona, España, donde la apropiación cultural no es de ahora, sino que realmente lleva mucho años. Existe en Barcelona una escuela de “músicas tradicionales” que tiene por nombre Afrocolombia BCN. Es una escuela que según comenta su creador Felipe Múñoz, lleva 10 años difundiendo la música tradicional afrocolombiana ( Cabe puntualizar  que Muñoz es un hombre y músico profesional originario de la capital colombiana, Bogotá, y que no es una persona afrodescendiente, así como tampoco pertenece a ningún proceso de comunidades negras, ni en Colombia ni en Barcelona). ¿Cómo una persona que no pertenece a ninguna comunidad afrocolombiana (porque además las comunidades afro en Colombia son diversas, pues hablamos del pueblo negro, afrocolombiano, raizal y palenquero) se permite representar la afrocolombianidad? Y peor aún, cuando se le llama la atención sobre lo que está haciendo, arremete no sólo, sino acompañado por un conjunto de hombres y hasta mujeres, contra la denuncia de una mujer afrodescendiente, perteneciente a procesos comunitarios afro, miembro del proceso de comunidades negras Colombia PCN y militante del movimiento antirracista en Barcelona. Una mujer afrodescendiente de la comunidad del Pacífico residente en Barcelona. Artista visual, gestora cultural y defensora de las políticas de igualdad. ¿Existe una respuesta  sensata para  estas acciones? ¿Blanco corriendo atleta, negro corriendo ratero?

Para citar un ejemplo: el último evento que realizó Afrocolombia BCN, según sus mensajes de difusión, se hizo en respuesta a lo que él mismo Muñoz describe como una acusación de apropiación cultural. El evento  recibió  como nombre Marimba Migrante y mi pregunta es ¿Cuándo y por qué la marimba migra sola? Parecería una pequeñez, pero el contenido de los espacios y proyectos de cultura se deja ver en cada una de sus manifestaciones y el contenido de este espacio que “representa” la afrocolombianidad estaba vacío desde su nombramiento e imagen, totalmente desligado de las comunidades y del territorio. Sin embargo, había allí mucha gente empoderada respaldando y replicando todas esas prácticas violentas de apropiación cultural, así, con todo el morro.

https://www.instagram.com/p/CjpfyIXj3-C

¿Por qué será que ningune de les organizadores de este evento es del Pacífico colombiano?, ahora bien podrían preguntarse ¿Existe algún proceso organizativo del Pacífico en Barcelona? Sí existe, y fue creado por personas originarias del Pacífico y residentes en Barcelona, se llama el Encuentro Pazífico Barcelona y lleva 5 años trabajando no sólo por conservar la cultura del Pacífico, sino también por el acompañamiento social en el proceso de adaptación y asesoría jurídica  brindada a las personas del Pacífico colombiano que llegan a Barcelona. Pero que aún así, es deslegitimado e ignorado por algunas organizaciones arraigadas en la escena cultural colombiana en Barcelona, que llevan años cometiendo apropiación cultural, una clara muestra del arte y la cultura puestos al servicio de la estructura colonial. 

La verdad es que ya no se puede permitir más, y seguramente este caso se reproduce en los distintos escenarios culturales de la migración, pero es muy fuerte tener que poner constantemente la cuerpita a estás prácticas coloniales, patriarcales, racistas, aunque también es muy importante y necesario, por lo que lo seguiremos haciendo por todes les renacientes, por les que ya no están y por quienes dejaron su vida por defender los derechos y la dignidad de los pueblos afrodescendientes, y porque el territorio es la vida y la vida no se vende se ama y se defiende, Francia Márquez

Una reflexión de Lina Vanesa López Ortiz

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