Han pasado siete años desde que los tiroteos, la persecución y el castigo público lanzaron un mensaje contundente a la organización popular del Barrio de La Saline, en Puerto Príncipe, Haití: que los intereses geopolíticos por la isla son brutales, sanguinarios y pueden pasar por encima de cualquier marco de derechos.
El 13 de noviembre del 2018, el barrio de La Saline en Puerto Príncipe, Haití, fue blanco de un ataque paramilitar donde al menos 70 personas fueron masacradas, otras fueron torturadas y expuestas al castigo público e, incluso, algunas mujeres sufrieron violencia sexual. Estos crímenes ocurrieron en el marco de las protestas contra la crisis económica del 2018, intensificada por el desfalco petrolero que reportaba desvíos millonarios.
Nueve meses después, el 15 de agosto de 2019, el “Bureau de Droits Humains en Haití (BDHH), del “Cabinet Jean-François & Associés” y del “Bureau des Organisations de Défense de Droits Humains” envió una solicitud de medidas cautelares a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), solicitando la protección para las personas que integraban el Comité de Víctimas de La Saline y otros barrios de Puerto Príncipe, Haití.
A partir de entonces la CIDH comenzó con un proceso de revisión y documentación que incluyó el análisis de informes, una visita in Loco, y entrevistas con víctimas, sobrevivientes y organizaciones de derechos humanos. No obstante, pese a las solicitudes de la CIDH, el estado haitiano no presentó ningún informe. Los solicitantes señalaron que durante los días de las agresiones- es decir, entre el 13 y el 17 de noviembre- habían tenido lugar “más de setenta fallecidos, al menos once mujeres o niñas violadas, decenas de saqueos e incendios o destrozos, sumándose a lo anterior numerosos vecinos que tuvieron que desplazarse”. (CIDH, 2019; 1)
Además, un reporte elaborado por la Red Nacional de Defensa de Derechos Humanos (RNDDH) y de la Misión de Naciones Unidas (Minujusth) reveló vínculos entre las autoridades gubernamentales y grupos paramilitares, comúnmente conocidos como “bandas criminales”. Aunado a ello, un informe de la Dirección Central de la Policía Judicial (DCPJ) tanto Fednel Monchéry, ex director general del Ministerio del Interior y de la Colectividades Territoriales, como Joseph Pierre Richard Duplan, ex representante presidencial directo, eran sospechosos de estar involucrados en la matanza de La Saline.
A manera de contexto, es importante mencionar que el barrio de La Saline ha jugado un papel crucial en la organización política de base popular, por lo que dichos ataques no pueden ser leídos en total desvinculación de una economía política de la guerra centrada en la disuasión organizativa.
El 31 de diciembre del 2019, la CIDH falló a favor del Comité de Víctimas de La Saline determinando que eran beneficiarias de medidas cautelares, dados que el análisis de los hechos evidenciaba la urgencia, gravedad e irreparabilidad de los actos de violencia ocurridos en noviembre del 2018.
¿Cómo reportó la prensa la matanza de La Saline del 2018?
Latinoamérica
28 de diciembre, 2018.
La sección Internacional del Europa Press dedicaba su edición al recuento de “Los 10 acontecimientos relevantes en la escena internacional en el 2018” y en el párrafo introductorio se declaraba que la estelaridad del 2018 trascendía por la muerte de Fidel Castro en Cuba, la paz entre Etiopía y Eritrea y el encuentro en el que Donald Trump- entonces presidente de Estados Unidos- y Kim Jung Un, líder de Norcorea, estrechaban sus manos en la Zona Desmilitarizada de las dos Coreas.
20 de diciembre, 2018.
El Confidencial. El diario de los lectores influyentes, publicaba la nota “Los acontecimiento que cambiaron el mundo en el 2018” y en lo que a Latinoamérica respecta se mencionaron cuatro cosas: la “crisis migratoria más grande” provocada por el desplazamiento forzoso de personas venezolanas hacia el exterior, el cara a cara entre los líderes de Estados Unidos y Norcorea, el fin del castrismo en Cuba, y el despliegue militar contra una caravana de migrantes en la frontera de México con Estados Unidos.
3 de enero, 2019.
El portal de noticias France 24 publicaba una breve nota titulada “los acontecimientos que tuvieron mayor impacto en el 2018”, en tres párrafos sintetizaba las coyunturas políticas de Costa Rica, Paraguay, Venezuela, Colombia, México, Brasil, Perú y Ecuador.
29 de diciembre, 2019.
La nota introductoria de la Redacción de la BBC News Mundo resumía una década de virajes políticos matizados, para variar, por el descontento social y la siempre citada desigualdad económica: Sismos devastadores, giros políticos históricos, muertes de carismáticos líderes, protestas desbordadas… América Latina termina una década llena de historias de gran impacto en la región. BBC Mundo te cuenta cuáles fueron algunos de los acontecimientos más relevantes de los últimos diez años.” El recuento de los 10 hechos recopilados inicia con los terremotos de Haití y Chile en el 2010, pasando por la muerte de Hugo Chávez, el relevo democrático en Cuba, la firma de los tratados de paz en Colombia, el ascenso de Bolsonaro en Brasil, el triunfo de Andrés Manuel Lopez Obrador en México y, finalmente, se mencionaban las protestas en Ecuador, Chile, Bolivia y Colombia.
Caribe
21 de febrero, 2019.
El Nuevo Diario, República Dominicana. La agencia de noticias EFE, publicó un reportaje sobre las condiciones de hacinamiento y pobreza extrema en que vivían alrededor de 30,000 personas de La Saline. Si bien el tema central no es la matanza de La Saline, someramente se menciona que en noviembre del año pasado (2018), 50 personas habrían perdido la vida en una matanza de Estado. Se incluye una referencia sobre el desplazamiento forzoso de aproximadamente 300 personas tras lo ocurrido en los ataques del 13 de noviembre.
13 de enero, 2019.
The Gleaner, Jamaica. “Hombres armados vestidos de policías masacran a civiles en Haití”, esta nota recupera testimonios de sobrevivientes y describe cómo fue una operación encubierta que tomó por sorpresa a la mayoría de les habitantes de La Saline. Elementos armados irrumpieron en las casas, algunos cortaron fuego y otros asesinaron con armas blancas. Adicionalmente, incorporaban el primer balance de pérdidas humanas donde una organización de derechos humanos y un grupo eclesial católico, reportaron el hallazgo de 21 cuerpos masculinos que fueron abatidos en las primeras 24 horas del ataque.
Desde 2018, el periódico “Le Nouvelliste” de Haití ha desarrollado diversos reportajes sobre la matanza de La Saline, incluyendo dossiers temáticos y reportes de diferentes organismos. El 1 de diciembre de 2018, publicaron “Los detalles de la Masacre de La Saline, según la RNDDH”. Este es uno de los trabajos periodísticos más completos, dado que recupera una cronología de los hechos, detalla las disputas territoriales entre grupos armados y mediante la recopilación de testimonios, detalla las violencias sexuales que se ejercieron contra mujeres jóvenes haitianas.
El papel del periodismo antirracista y con perspectiva de género para la justicia sexual
La cobertura periodística sobre la matanza de La Saline en el 2018 arroja datos interesantes sobre la forma en que las narrativas contribuyen a la desestimación de la gravedad de violaciones de derechos. En una lectura comparativa, es significativo observar cómo la prensa internacional hace un tratamiento generalizado en torno a la crisis política y económica de Haití, mientras que, en la regional, si bien existe un abordaje más detallado, mantiene una línea narrativa distante y acrítica, hasta cierto punto.
Revisitar el tratamiento narrativo sobre un caso de violencia sexual, perpetuada en el marco de ataques armados contra un barrio, sirve para analizar las fraternidades de poder que blindan a los estados y emiten un mensaje a la escena internacional sobre el control territorial, corporal e incluso afectivo de una condición de vulnerabilidad.
Un periodismo antirracista con perspectiva de género debe trascender el hecho informativo- descriptivo y posicionarse como una práctica adscrita a la justicia sexual restauradora, es decir, pensar en el periodismo como parte de un sistema continuo de micro reparaciones narrativas para transformar el discurso en acciones efectivas de protección y cuidado para la sexualidad de las mujeres afrodescendientes.
La justicia sexual habría de apuntar a la reivindicación de la historia cultural de la sexualidad afrodescendiente, para señalar cómo el ejercicio del castigo, la sanción y la tortura contra los cuerpos racializados es una expresión del colonialismo. Bajo ese orden de ideas, una pregunta fundamental sería ¿cómo construir una historiografía afectiva de nuestros cuerpos? ¿qué narrativas corporales existen después y más allá de las violencias coloniales y patriarcales?
Una lectura geopolítica de la violencia sexual
La Organización de las Naciones Unidas define la Violencia Sexual Relacionada con los Conflictos (VSRC) como una táctica intrínsecamente ligada al control territorial o de recursos, causando una subordinación que tiene como fin último el despojo material, afectivo, patrimonial y territorial. Pese a lo reiterativo que pueda parecer, precisamos enfatizar que la Violencia Sexual siempre ocurre en contextos forzosos: violaciones, torturas, esterilizaciones, abortos, matrimonios, y demás.
En el Informe del Secretario General para las Naciones Unidas sobre Violencia sexual relacionada con los conflictos, se menciona que, a nivel internacional “todavía no hemos invertido lo suficiente en combatir las causas estructurales profundas que impulsan y perpetúan esa violencia, en particular, la desigualdad entre los géneros, que se ve exacerbada por los conflictos y la militarización.”
Debemos ser claras al respecto: para que la violencia sexual deje de ser entendida como una estrategia de guerra, no basta con rastrear las causas estructurales de la desigualdad y la violencia en sí, es necesario apuntar a la transformación de todo un modelo económico que implicaría el debilitamiento del capitalismo, así como la separación entre seguridad nacional y militarización. De otra manera, apelar a la “causa estructural” de la VSRC, se convierte apenas en una justificación, o una especie de lubricante categórico que justifica la opresión territorial del colonialismo.
Los aparatos estatales no son capaces de comprender la dimensión humana del dolor debido a que el sufrimiento constituye una estrategia de largo aliento para mantener intacto el lugar del poder en la distribución de los espacios geográficos. Esa es la razón por la cual la historia de la violencia sexual se repite, al ser un arma de guerra, los compromisos de los estados para combatir, erradicar y prevenir son volátiles. Los cuerpos también son fronteras.
El caso de La Saline aún sigue impune. Las personas víctimas y sobrevivientes no sólo no han accedido a medidas efectivas de reparación integral, también han quedado expuestas al conflicto. ¿Cómo estamos trabajando para que los enjuiciamientos ante crímenes de violencia sexual sean efectivos?
Una reflexión de Ana Hurtado