La sociedad del morbo: todo el mundo graba pero nadie actúa

Desgraciadamente, ha vuelto a ocurrir. Otro hermano ha sido asesinado en la vía urbana, a plena luz del día, a manos de un hombre blanco. Y, otra vez, los medios de comunicación se han encargado de difundir las imágenes de un cuerpo negro violentado, agredido y finalmente asesinado. 

Alika Ogorchukwu tenía tan solo 39 años. Era un hombre migrante, nigeriano, discapacitado que se dedicaba a la venta ambulante de pañuelos de papel en la Plaza de Civitanova (en la región italiana de Marche). Durante la jornada, lamentablemente su camino se cruzó con Filippo Claudio Ferlazzo y se desencadenó una pelea en la que el difunto Alika fue brutalmente agredido hasta caer al suelo. En ese momento el agresor, como se aprecia en el escalofriante vídeo, se sube encima de él forcejeando hasta acabar con su vida. 

El episodio fue presenciado por transeúntes que no intervinieron para ayudar al hombre agredido, tan solo se quedaron grabando los acontecimientos. Esto pone de manifiesto, una vez más, la indiferencia a la brutalidad física contra las personas negras, en plena vía pública y, por tanto, la deshumanización de los cuerpos negros, sea cual sea la situación: ya sea buscándose la vida vendiendo pañuelos, transitando una calle de barrio tranquilx sin esperar que la policía les identifique por perfil racial, o intentando ejercer su derecho a la libre circulación. 

El señor Ferlazzo, por su parte, ha alegado que los hechos ocurridos son una consecuencia directa de la insistencia del fallecido por venderle pañuelos y un gesto que él consideró fuera de lugar hacia la mujer que le acompañaba. Como si dar rienda suelta a tu masculindad tóxica, mezclada con racismo y clasismo, fuera un argumento sólido para asesinar a una persona.

Según Euronews, las autoridades policiales ‘’han descartado el racismo como causa del crimen y lo atribuyen a “un arrebato de violencia fuera de lo normal” debido a los supuestos problemas psiquiátricos que sufre el detenido.’’ 

Aun así, la familia del asesino se acoge a que ‘’es necesario reflexionar’’, dado que es posible que haya una razón psiquiátrica detrás del crimen y Filippo debería haber estado bajo el control de su tutora asignada, en este caso su madre. 

Sin embargo, otros medios de comunicación como TN Internacional apuntan a los problemas de control de la ira del joven italiano, y cómo los abogados de esta parte pueden estar intentando pedir una pericia psiquiátrica para ‘’demostrar que su defendido no tenía conciencia plena de sus actos y evitar que sea acusado de crimen de odio racial.’’

Y, sin ir más lejos, el testimonio de su novia Elena, la mujer que le acompañaba, deja ver una clara intención incluso desde antes de que el fallecido les abordase: “Nos habíamos cruzado cerca de la estación de tren. Fue insistente en pedir limosna, pero pensé que todo terminaría ahí”.

Tras la cruel agresión, Elena se quedó al lado del cuerpo sin vida de Alika hasta que llegó la ambulancia. En esta cuestión también es importante recalcar que la mujer del asesino también estaba mirando como sucedía la agresión, sin pararla en ningún momento. Ella fue cómplice. 

De acuerdo con el portal digital Ahora Roma, en ese momento declaró: 

“Lo vi venir hacia mí manchado de sangre, con un teléfono móvil en la mano que no era suyo. Le dije: ‘Filippo, ¿qué hiciste?’ Respondió lentamente en mi oído, casi susurrando: ‘Vamos, le di una paliza a uno’” 

Ayer el juez Claudio Bonifazi presidió la audiencia en la cárcel en la que se encuentra Ferlazzo, ubicada cerca de Ancona, una ciudad costera del mar Adriático. Durante la declaración de su versión de los hechos se encargó de reiterar en que no había ningún tipo de elemento racial involucrado en el altercado.

Finalmente, todo ha concluido en que el acusado podría enfrentarse no solo a cargos por asesinato, sino también por robo, ya que al finalizar con la vida de Alika se encargó también de sustraerle su teléfono móvil antes de huir de la escena del crimen.

La familia del fallecido ha sacado un comunicado expresando cómo aún, y aunque ya han recibido una disculpa pública del asesino, no entienden lo sucedido. Por su parte, Charity Oriachi (viuda de la víctima), ha solicitado ver al sospechoso cara a cara para tratar de entender por qué mató a su esposo.

Alika Ogorchukwu era padre, esposo, amigo, hermano. 

Deberá pasar el tiempo para poder analizar la resolución total de este caso, pero por el momento Alika Ogorchukwu ha sido asesinado y no se ha hecho justicia. Mientras tanto, desde Afrocolectiva, lamentamos profundamente que haya sucedido este episodio de violencia racista y mandamos calor y ánimos a su familia y allegadxs.

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