El Día Internacional de Reflexión sobre el Genocidio cometido en Rwanda se celebra el 7 de abril de cada año. Se estableció para conmemorar el inicio del genocidio en Rwanda en 1994, cuando extremistas étnicos hutus llevaron a cabo un plan sistemático para exterminar a la minoría étnica tutsi y a hutus moderados. Durante aproximadamente tres meses, entre abril y julio de 1994, se estima que entre 800,000 y 1 millón de personas fueron asesinadas.
Este día se observa para recordar a las víctimas del genocidio, honrar su memoria y reflexionar sobre las atrocidades que tuvieron lugar en Rwanda. Además, sirve como un recordatorio de la necesidad de prevenir y combatir el genocidio, así como de promover la tolerancia, la reconciliación y la paz en todo el mundo.
¿Cuál fue la causa del genocidio en Rwanda?
Aunque la muerte del presidente ruandés, Juvénal Habyarimana, la noche del 6 de abril de 1994, dio inicio al genocidio, existía un conflicto más profundo, cuyas causas se remontan al periodo colonial del siglo XIX, cuando los belgas tenían el control del país y empezaron a clasificar a la población de acuerdo a su etnia. La inequidad en los beneficios entregados a cada una de éstas ocasionó tensiones.
A las personas tutsis, que conformaban en 14% de la población, les fueron otorgados mejores empleos, por considerar que tenían más similitudes con los europeos. Mientras que las personas hutus, mayoría en Rwanda, fueron relegados a tareas menos cotizadas.
En 1962 Rwanda declaró su independencia y, en medio de un pedido de igualdad de derechos, la etnia hutu tomó el control político del país. Más de diez años después, en 1973, el hutu Juvénal Habyarimana llegó a la presidencia mediante un golpe de estado.
Las tensiones interétnicas seguían exacerbándose, por esta razón el gobierno y la guerrilla del Frente Patriótico Ruandés (FPR), formado por rebeldes tutsis, firmaron un acuerdo de paz, pero su aplicación estuvo retrasada parcialmente por el presidente Juvénal Habyarimana, cuyos aliados, hutus extremistas de la Coalición para la defensa de la República (CDR), no aceptaban los términos.
El 6 de abril de 1994, un atentado contra el avión que transporta al presidente Habyarimana y a su homólogo de Burundi, Cyprien Ntaryamira, acabó con sus vidas. La aeronave fue impactada por un misil mientras aterrizaba en el aeropuerto de Kigali, capital de Ruanda. Esa noche, surgieron las primeras muertes.
El asesinato de la primera ministra, Agathe Uwiligiyimana y de diez soldados belgas encargados de su protección, el 7 de abril, acrecentó la ira de extremistas hutus, quienes dieron inicio a una campaña que invitaba a matar a les tutsis y a quienes los protegieran.
Se estima que un millón de personas fueron asesinadas y al menos 250.000 mujeres fueron violadas. 95.000 niñes fueron ejecutades y cerca de 400.000 quedaron huérfanes.
Los medios de comunicación, y en especial la reconocida emisora Radio Mil Collines, sirvieron como instrumento oficialista al transmitir llamados a matar a todo aquel que fuera miembro de la etnia tutsi, a quienes se referían como “cucarachas”.
El 9 de abril de 1994 sucedió la masacre de Gikondo, en la que fueron asesinadas más de cien personas tutsis refugiadas en una iglesia católica. El 18 de abril de 1994, la Masacre de Kibuye sumó 12.000 tutsis a las estadísticas de muertes, fueron asesinades en el estadio de Gatwaro donde buscaban protección.
El 21 de abril, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad retirar a sus tropas del territorio, reduciendo el número de efectivos de su misión de paz en Rwanda, de 2.500 a 250 aproximadamente.
Del 28 al 30 de abril, miles de personas refugiadas huyeron a países vecinos como Tanzania, Burundi y Zaire; territorios conocidos en la actualidad como la República Democrática del Congo.
Para mayo de 1994, un 80% de las masacres ya habían sido perpetradas.
El 23 de junio, la Organización de Naciones Unidas activó la “Operación Turquesa”, con el fin de restablecer el orden en el país y mantener una zona de protección humanitaria ubicada al suroeste de Rwanda. Esta responsabilidad fue entregada a Francia, que años después, fue señalada de dar apoyo logístico a los hutus en la masacre y de proteger al gobierno mediante la operación.
Finalmente, en julio de 1994, el Frente Patriótico Ruandés derrotó a las tropas gubernamentales conformadas por extremistas hutus y toma el control del país dando fin al genocidio. Fue formado un gobierno de unidad nacional con Pasteur Bizimungo, miembro de la etnia Hutu, como presidente, y Paul Kagame, representante del pueblo tutsi, como vicepresidente.
Kagame, que fue elegido presidente de Ruanda por el partido ‘Frente Patriótico Ruandés’ en el año 2000, desde entonces ha gobernado a la nación africana.
Posición internacional
La respuesta internacional llegó tarde, evitando conscientemente el uso de la palabra “genocidio” por parte de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (que obligaba a la intervención internacional) sustituyéndola por “actos de genocidio” que no implicaba despliegue de fuerzas. Ello estuvo motivado, de un lado, por el temor a una repetición de los eventos en Somalia (batalla de Mogadisco de 1993), que moldeó la política de EE.UU. en los años posteriores, volviéndose reticente a participar en misiones de la ONU en las que los intereses de EE.UU. no se vieran afectados directamente. Por otro lado, por el veto continuo de otros países como Francia y Bélgica, cuyos controvertidos intereses económicos influyeron en su negativa a la intevención directa. El 16 de abril de 2014, coincidiendo con el 20vo aniversario del genocidio de Rwanda, las Naciones Unidas reconocerían públicamente su tardía intervención emitiendo una disculpa internacional a las víctimas.
Resolución post-conflicto
El conflicto se juzgó a tres niveles; internacional; nacional y local.
Las Naciones Unidas crearon el Tribunal Penal Internacional para el Genocidio de Rwanda (ICTR), con base en Arusha, que condenó por genocidio, crímenes contra la humanidad y violación de la obligación de proteger a las víctimas en conflictos armados, a los inductores del exterminio tutsi. El caso Akayesu (Jean Paul Akayesu, antiguo alcalde de la ciudad ruandesa de Taba) constituye un hito mundial, al ser considerada la primera condena internacional por Genocidio, además la primera en reconocer la violencia sexual como un acto constitutivo de genocidio.
Los ejecutores fueron juzgados a nivel nacional en los tribunales judiciales convencionales y en los tribunales comunitarios de justicia participativa llamados “Gacacas”. Los tribunales gacacas, se instauraron como un sistema de justicia transicional, para aliviar la sobrecarga del sistema judicial así como para recuperar elementos de la justicia tradicional (“gacaca” significa sobre la hierba, que era donde se juzgaba localmente en un tribunal popular). Aunque supervisados por el Gobierno, los gacaca contaban con limitadas garantías procesales y combinaban el derecho penal moderno con procedimientos comunitarios tradicionales.
Además, se implantó oficialmente el “Umuganda”, cuyo significado es “aunar esfuerzos en un sólo propósito para lograr un resultado” y que consiste en la prestación gratuita de servicios a la comunidad por parte de todos les ciudadanes, en su lucha diaria por la reconciliación nacional.
Situación política actual
Tras el conflicto, aproximadamente 2 millones de personas refugiadas hutu, temiendo la represalia tutsi, huyeron a las vecinas Burundi, Tanzania, Uganda y la República Democrática del Congo. Y Si bien muches regresaron a Rwanda, varies miles permanecieron en la República Democrática del Congo y formaron una insurgencia extremista empeñada en retomar Rwanda, al igual que lo hizo el FPR en 1990.
Rwanda celebró sus primeras elecciones locales en 1999 y sus primeras elecciones presidenciales y legislativas posteriores al genocidio en 2003. En 2009 se organizó una operación militar conjunta con el ejército congoleño en la República Democrática del Congo para eliminar la insurgencia extremista hutu, y Kigali y Kinshasa restablecieron las relaciones diplomáticas. Rwanda también se unió a la Mancomunidad de Naciones a finales de 2009. El presidente Paul Kagame ganó las elecciones presidenciales en agosto de 2017 después de cambiar la constitución en 2016 para permitirle postularse para un tercer mandato.
Una reflexión de Adela Obono