12 de octubre: NO hay nada que celebrar

No hay nada que celebrar porque apenas pisaron tierra, llovió sangre en las Américas.

No hay nada que celebrar, porque apenas dieron la vuelta, por las aguas y las costas borraron las lenguas maternas.

No hay nada que celebrar, porque apenas desembarcaron, dieron la orden de masacrar, expropiar y reinar.

No hay nada que celebrar, porque desde entonces, el sol no salía, los días se alargaban y les indígenas morían. Y elles, quienes llegaron, se adueñaron del oxígeno de su tierra, se robaron los tesoros más sagrados, secaron sus venas, llevándose las riquezas a sus coronas sangrientas.

No, no hay nada que celebrar. No, no hay nada que celebrar.

No hay nada que celebrar porque hubo un genocidio cultural, y violaron mujeres, imputaron sus brazos e impusieron todo lo blanco.

No hay nada que celebrar. No, no hay nada que celebrar porque la herida sigue estando abierta, latiendo, ardiendo, y tragándose todo lo que ha sido nuestro.

Escuchen bien, no hay nada que celebrar, porque las palmeras y las nubes se iban marchitando, y la tierra se puso débil, y las aguas se volvieron rojas, y el mar, el amplio mar, recibía las vidas de la herida colonial.

Invadieron Abya Yala, y le llamaron América. Colonizaron a África. Reían imponiendo sus lenguas, su fé, matando sus vidas, oh Yemayá, las vidas.

No hay nada que celebrar porque el imperio rojo se expandía, y marchaban buscando el oro, y navegaban robando sus tesoros, el algodón, las manos negras, los cuerpos indígenas. Y sentenciaban su desgracia con la cruz de cristo que los dirigía.

No hay nada que celebrar, porque entonces nadie dormía, y la madre se separó de sus hijes, y los dioses fueron lanzados al río, y les niñes fueron vendides, y los caminos fueron ocultados, y la historia fue construida a punta de su gran mentira, que gotea la sangre de 531 tantos años de dolor y explotación que ustedes llaman hispanidad.

No hay nada que celebrar, porque desde entonces, donde ustedes triunfaban, Abya Yala y África morían.

No hay nada que celebrar porque hoy ustedes lo celebran.

No hay nada que celebrar, porque entonces cómo se sana esta herida colonial, y se repartieron el mundo, y dividieron sus riquezas, inventaron la raza, la heteronormatividad, exprimen la tierra, y andan dando armas para que otres disparen. 

No, no hay nada que celebrar, porque apenas pisaron tierra, llovió sangre en Abya Yala, suelo con dueñes, que ustedes colonos, bautizaron como América.

No hay nada que celebrar porque hubo un genocidio cultural.

Un poema de Betty Zambrano

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