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Sobre el perfilamiento racial y el abuso: un problema persistente

Al hablar de brutalidad policial con frecuencia nos viene a la mente Estados Unidos como máxima representación del uso excesivo de la fuerza por parte de los cuerpos policiales, especialmente contra la población negra y migrante. Y, bajo la falsa creencia que existe en la sociedad española de que “España no es racista”, no es de sorprender que veamos casos en los que el cuerpo policial trata de forma cuestionable a la comunidad negra y migrante, haciendo uso excesivo de la fuerza y sin razón alguna. 

El caso que se ha presenciado el pasado 17 de mayo es un claro ejemplo que desmiente dicho lema de que “España no es racista”, pero también es una muestra de que la brutalidad policial es algo que se vive en nuestra sociedad y que no tenemos que ir hasta Estados Unidos para presenciarlo. 

Estas ocurrencias son cosas que suceden más a menudo de lo que pensamos, no son hechos aislados. La brutalidad policial y el perfilamiento racial que va con ello es la realidad que han tenido que vivir muchas personas racializadas. 

¿Algunos ejemplos de esto? Como acabamos de mencionar, el 17 de mayo en Valencia, día trágico en el que Layli Colorado y su familia fueron víctimas del perfilamiento racial y la brutalidad policial. Por ser testigos de otro arresto, pararon a Layli para identificarla, sin ella haber hecho ni dicho nada, lo cual resultó en una brutal golpiza hacia ella y sus familiares (padres y amigo familiar) que intentaron ayudarla cuestionando la acción de la policía, mientras su hijo de 3 años era testigo de todo esto. 

Como decimos, esto no es un hecho aislado, el 01 de febrero de este mismo 2025, en el país vasco, Karen Daniel Agredo Palacio acabó en la UCI tras haber sido empujada y recibido una brutal paliza por parte de la policía, lo que le acabó causando un edema cerebral y una parálisis parcial. No obstante, a pesar de lo ocurrido aún no se ha anunciado ninguna medida disciplinaria contra esos agentes, demostrando una vez más que los cuerpos negros pueden ser sujetos de este tipo de violencia policial e institucional sin justicia alguna y sin reprensión de los culpables. 

Otro ejemplo es lo ocurrido en la mañana de navidad del 2023, donde Henry Casimiro, un hombre negro afrocubano con transtorno psiquiátrico diagnosticado, fue asesinado.

Todos estos ejemplos no solo son muestra del racismo estructural e institucional que existe en la sociedad española y su imaginario colectivo, sino que también recalca otras problemáticas de lo que supone el espectro del racismo: la brutalidad policial, paradas-identificación-registros por perfilamiento racial, la falta de transparencia en los datos en lo que respecta a la comunidad migrante, la normalizacion de este tipo de violencia, las políticas migratorias, etc. 

Hechos y criterios racistas que son sistemáticamente negados desde los cuerpos administrativos, pero que han sido numerosas veces denunciados por colectivos antirracistas y organizaciones de defensa de los derechos humanos. Aunque, a pesar de todo esto, no hay actuaciones de corrección ni de mejora, generando así miedo y desconfianza a raíz de la criminalización que sufre la comunidad negra y migrante, por parte de las personas cuyo objetivo es garantizar seguridad hacia toda la sociedad sin discriminación alguna. Pero que, a partir de los sesgos racistas, acaban oprimiendo a la parte de la población que ya ha estado sufriendo discriminación de forma histórica. 

Además, con el no reconocimiento de estas actitudes del racismo sistemático e institucional se imposibilita el poder en algún momento establecer o implementar medidas y políticas de supervisión y de sanción sobre acciones que impactan negativamente sobre los derechos humanos de la comunidad negra y migrante en la sociedad, consolidando también la cultura de la impunidad e inmunidad que corre entre el cuerpo policial. Todo lo cual resultando en la dificultad a posteriori para hacer denuncias, especialmente de las personas en situación administrativa irregular, en reportar lo ocurrido en busca de algún tipo de justicia.

Por lo que ya es tiempo de llamar a las cosas por sus nombres, al hecho de que las personas negras y/o migrantes tengan mayor probabilidad de ser paradas en la calle por la policía es un acto de racismo, es racismo institucional, es abuso de poder y de fuerza, es violencia policial, es perfilamiento racial.

Una reflexión de Favour Ekaezunim

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