La violencia se mantiene en Cisjordania, con más asentamientos, incursiones y destrucción. Bombardeos en hospitales y ataques a convoyes humanitarios agravan la situación en Gaza.
Belén (Cisjordania), la ciudad donde según la tradición cristiana nació Jesús, vive este año una “no Navidad”. Las luces no brillan y los árboles decorados no adornan las calles. Las autoridades locales decidieron suspendier las celebraciones en solidaridad con el genocidio en la Franja de Gaza y como denuncia de la represión que asfixia al pueblo palestino. En el campamento de refugiados de Aida, donde más de 7.000 personas malviven en menos de un kilómetro cuadrado, la guerra y la ocupación marcan cada rincón.
Los israelíes aseguran esta avanzadilla colonizadora con violencia: al inicio de la semana se han registrado redadas masivas en el campamento de refugiados de Tulkarem, dejado un muerto y causando una destrucción significativa, según informa Al Jazeera. Imágenes verificadas muestran carreteras destrozadas y viviendas con muros derrumbados por excavadoras israelíes. Testigos relatan intensos enfrentamientos y explosiones, mientras ambulancias palestinas han sido atacadas al intentar auxiliar a los heridos. Según Wafa, la infraestructura vital, incluidos centros educativos y sistemas de agua, ha quedado severamente dañadas.
Mientras tanto, las fuerzas armadas israelíes han intesificado sus ataques en Gaza, afectando directamente infraestructuras médicas y convoyes de ayuda. El hospital Kamal Adwan, que ya operaba al límite, ha sufrido daños por la detonación de vehículos teledirigidos, hiriendo a pacientes y personal sanitario. Mientras tanto, un ataque con drones en Deir el-Balah ha matado a cuatro guardias que escoltaban un convoy de ayuda destinado a personas palestinas, elevando a 26 las víctimas mortales entre el lunes y el martes.
La crisis humanitaria se agrava con la escasez de ayuda. Oxfam denuncia que solo 12 camiones con alimentos y agua lograron llegar al norte de Gaza en los últimos dos meses, a pesar de los permisos para 34. Las trabas impuestas por el ejército israelí han impedido que la ayuda alcance a quienes más la necesitan. Mientras tanto, el gobierno israelí ha aprobado una expansión presupuestaria de 9.000 millones de dólares para gastos de guerra y ha extendido el estado de emergencia por otro año, consolidando el ciclo de violencia en la región.
Fuente: Diario Socialista