Carolina Rodríguez Mayo se define como educadora y escritora antirracista. Literata con opción en filosofía por la Universidad de los Andes, en sus textos busca retratar su experiencia como afrobogotana y evidenciar la diversidad que caracteriza a la negritud en Colombia. Con amplia experiencia como columnista ha escrito para medios como Volcánicas, Manifiesta Media, El Espectador y América Futura de El País. Hizo parte de la antología ‘Afloramientos’ de Fallidos Editores y recibió una mención honorífica durante el XII Concurso de Poesía ‘Eduardo Carranza’. 

En 2023 publicó su primera obra, ‘Arraigos’, junto a la Editorial Escarabajo, una antología de cuentos de ficción que entrecruzan temas como el deseo, el cuerpo, la negritud y la sexualidad desde una mirada única y cautivadora, que desafía las pautas tradicionales en las que se piensa la literatura afrocolombiana. 

En Afrocolectiva conversamos con ella, y ahondamos en su poderoso trabajo y trayectoria como autora y educadora afrocolombiana. Su labor antirracista, intrínsecamente ligada a su vocación de escritora, y a su deseo por llamar la atención sobre las voces negras en Colombia que habitan los territorios urbanos, fueron plasmados en esta entrevista. 

P: Hemos visto que te nombras como educadora y escritora, ¿cómo articulan ambas labores en tu día a día y cómo desde esos lugares asumes y defiendes una postura antirracista? 

R: Como escritora pienso que hay muchas maneras de compartir información, y como profesora siento que la escritura es una herramienta para estar constantemente haciendo pedagogía antirracista. En mi caso es una decisión que me hace sentir muy contenta y a la vez muy activa, en cuanto entender que para hablar de antirracismo tenemos primero que ir a lo básico: hablar de qué es raza, racialización, colonización, hegemonías, y racismo por supuesto. Entonces para mí ha sido una misión desde que empecé a conjugar ambas cosas, mi vocación como profe y mi vocación como escritora.

El tener un espacio pedagógico para que nos entendamos como sociedad y comunidades, para que quienes se acerquen a mi contenido vean y entiendan algunas cosas que de pronto no tienen claras. Entonces para mí sí hay una apuesta antirracista, que también pretende, primero, hacer un señalamiento de todas las cosas que nos rodean, de todo lo que hace que la estructura que mantiene y sostiene el racismo, la supremacía blanca y a las hegemonías en general, pues sea primero entendido para poder decir el antirracismo es esto, y que se pueda trabajar desde estos lugares tanto a nivel teórico como práctico. Así que, en mi día a día, yo diría que es hacer contenido, es replicar contenido que busque primero entablar una conversación. 

“Ve, mirá lo que dice esto: ‘la experiencia muestra que si una ramera trata de plantar un olivo éste no da frutos, en tanto es fructífero si lo planta una mujer casta’. Este libro tiene de todo; yo creo que por eso se fue Ariadna, porque encontraron las raíces de todo lo que ella sembró quemadas, su canaleta olía a humo, mirá”, dijo Leonardo. “¿De dónde sacó ese libro?”, pregunté. “Usté se va a molestar conmigo y yo no quiero pelear ahorita.” Fragmento de Reverberaciones, Arraigos, 2023. 

P: Cuéntanos un poco más de tu trabajo, y de cómo busca interpelar desde el antirracismo, así como desde otras luchas que te representan y movilizan. 

Desde mi trabajo como escritora busco varias cosas, entre ellas que se entienda que la experiencia de la gente negra y de la gente afro no es un monolito, y desde mi escritura hago eso en distintas formas: primero, no siempre la lectura latinoamericana o la lectura colombiana de la negritud está conectada con lo urbano, con la ciudad, pero hay muchísimas experiencias de personas negras que vivimos en las capitales de nuestros países en el Sur Global, y que estamos habitando espacios donde la mayoría de personas son blanco mestizas y por tanto se cree que no somos de ese lugar, y eso ofrece una perspectiva muy al margen de algunas cosas de nuestra identidad, porque al mismo tiempo existe esa otredad con respecto a la región donde habitan la mayoría de personas afro, de personas negras en nuestros países. Entonces me gusta esa ranura y retratar eso también en la escritura para decir ¡Hey! Es que la gente negra también viene de una diáspora, lo que significa que podemos estar en muchos lugares. Segundo, entender que la negritud en el caso de quienes vivimos en ciudades mayoritariamente mestizas o blancas, pues también está muy de la mano con la racialización y de las implicaciones que eso tiene, porque es vivir nuestra negritud principalmente desde el señalamiento de que eres diferente. Y para mí es esa oportunidad de decir que no todo lo que es negro, no todo lo que es afro es ancestralidad, folklore, en el caso específico de Colombia, el Pacífico, sino que tenemos multiples experiencias como personas negras y todas son no sólo validas, sino además importantes para llegar a distintos escenarios, porque además es la manera en que esa mirada sobre lo negro deja de ser exotizante, deja de ser folklorizante y empieza a construir tal vez una conversacion en la que esa mirada se convierte en una experiencia humana. Y en términos de los géneros que a mí me gusta manejar en mi escritura, se relaciona mucho también con géneros en los que normalmente no vemos escritores negros y escritoras negras como lo es el terror, la ciencia ficción, el terror especulativo, el weird, porque es una manera también de decir que nosotres no tenemos ni les debemos a ustedes una escritura donde siempre estemos hablando de nuestra identidad racial, sino que podemos hablar de naves espaciales… e intercambiar también nuestro deseo de memoria y de contribuir a esa memoria negra, respecto a por ejemplo nuestra espiritualidad afro, pero desde lugares que la gente no siempre espera leer. 

“Ven en nuestros ojos de negros un infinito que los limita y los confronta mortales; en los negros ven ese brillo imposeíble que nos transforma en criaturas inefables y eternas, atados a negritudes ancestrales, herederos de tronos, de música que no escucha cualquier oído. Ellos, hijos nutridos con leche robada, alimentados con el seno negro de diosas fértiles, febriles que tuvieron que dejar sus hondos cantos, el arrullo de sus propias carnes y huesos para acoger desvalidos, pálidos infantes, herederos de la siembra selvática. Ellos que se jactan de civiles y racionales terminaron metamorfoseados, monstruosos en el centro de junglas, selvas y manglares que cosechadas con la sed de su ambición daban frutos amargos, belicosos, que tenían un eco que aún podemos escuchar fuerte y diáfano.” Fragmento de Herencia, Arraigos, 2023.

P: ‘Arraigos’ es tu primera antología de cuentos publicada en el 2023, y en una entrevista encontramos que mencionas que es una mirada a la Carolina del 2020, que tenía muchas preguntas sobre el feminismo y el antirracismo. ¿Qué significó esta primera publicación para ti? 

R: Yo creo que en definitiva la Carolina del 2020, la Carolina del 2023 y eventualmente la Carolina que les habla, la del 2025, se hace unas preguntas sobre el género, la sexualidad, sobre la raza y la racialización, el antirracismo y los feminismos, super diferentes en estos años. Para mí sin duda la puerta al antirracismo fue el feminismo, por supuesto es algo que ya considero tiene una mirada muy diferente, de unos 180°, pero fue el feminismo a secas el primero que me mostró cómo es que hay que entablar conversaciones respecto a cómo está jerarquizada nuestra sociedad y cómo es que valoramos o no a ciertos sujetos de acuerdo a cómo nuestra estructura favorece esas identidades o simplemente las quiere erradicar de forma constante, de una u otra manera. Ahorita yo creo que esas preguntas se pueden ver retratadas en muchas de las cosas que hay en ‘Arraigos’, preguntas sobre por qué siempre se juzga el rol femenino, o los roles feminizados de manera tan cruel y siempre desde distintos lugares: la sexualidad, la edad, el físico, la clase, los deseos, sean deseos que tienen que ver con la carrera de una mujer o de una persona feminizada, tengan que ver con su deseo de mostrarse al mundo de una manera u otra. 

Ahora yo creo que hay más preguntas sobre cómo erradicar el patriarcado, o cómo contribuir a que el patriarcado cada vez tenga menos fuerza. Son preguntas que todavía me hago y que se pueden ver en mi escritura, pero sin duda son preguntas de las que ni ahora, ni la Carolina del 2020 que escribió ‘Arraigos’ tiene respuestas. Siempre he considerado que mi escritura es precisamente esa extensión de las respuestas que me he hecho y compartir un montón de preguntas con un montón de personas que quieran leerme y que de forma conjunta piensen ‘Yo también me he hecho estas preguntas’, que quizá no se tiene la respuesta pero si es interesante comenzar a tejer conversaciones alrededor de esas preguntas iniciales, sobre todo este tipo de cosas que tienen que ver con justicia social y equidad.

“​​Debo irme para que bailes mientras giras, mientras llamas a las garzas a las que les rogabas que tragaran de las cuencas mis ojos. Será que este ciclo griego de la tragedia parará con un giro mitológico en el que te tragas a tu hija como reclamo a la providencia, como reclamo al justo trono de reina que yo te negué naciendo. Yo me entrego a tu llamado, me he entregado siempre.” Fragmento de Desatar, Arraigos, 2023.

P: Como escritora y educadora antirracista, que además es afrobogotana, ¿Qué desafíos y retos particulares encuentras?¿Qué hace falta para que les educadores y escritores afrocolombianes, que nacieron fuera de los territorios ancestrales, puedan posicionar sus voces y experiencias como válidas y necesarias dentro de la diversidad de lo que es ser una persona afrocolombiana?

R: Esta pregunta me parece muy interesante porque creo que mucha de la colombianidad lee a la afrocolombianidad como arraigada y únicamente entre ‘territorios afro y territorios negros’, e incluso cuando son territorios afro y territorios negros que no se han reconocido a sí mismos como tal, como ocurre en algunos lugares del Caribe donde hay una disputa por si el territorio es afro o no, pues es muy limitado y es una mirada que también contribuye a un racismo extraño dentro de lo que es la lectura de Colombia y como Colombia se relaciona con lo negro, porque es el imaginario de que la gente negra viene de unos lugares específicos y que por tanto sus contribuciones a la escritura y a la literatura de nuestro país pues están ‘limitados’ a ciertos aspectos, y por tanto, se permite muchísimo que esa exotización contribuya economicamente a la industria editorial y a la industria de las publicaciones. Es decir, las personas que encajan en ese estereotipo de lo que  se supone es lo afro y lo negro en el territorio colombiano tienen una mayor visibilidad, e incluso las personas blanco mestizas que escriben y avalan estos estereotipos desde estos lugares un poco más exotizantes, pues tienen el aval de que ‘eso es lo afro’. 

Esto me paso específicamente cuando presenté un poemario a una editorial de nuestro país que constantemente habla de temas afro, pero no les pareció que el poemario hablara desde lo ancestral, y evocara el que somos descendientes de personas esclavizadas. Y esto lo digo porque así me lo dijeron, no porque sean mis palabras. Esto sin duda limita lo que es la negritud, que también está atravesada por lo urbano. 

Por eso es necesario decir que Colombia es negra en todo su territorio. Estamos en todas partes y en todas partes estamos con lecturas racializadas que nos confrontan constantemente con nuestro cuerpo, con la lectura que tienen otras personas de nosotres, y por eso para mí es una riqueza enorme poder decir, a pesar de todas las cosas que la industria editorial pretende desdibujar de nuestras identidades, que aquí estamos y estas también son nuestras vivencias. También podemos hablar de cómo es que se vive la negritud en una capital, y para mí además es un reto entender que la negritud también se lee con muchos otros códigos: clase, orientaciones sexuales diversas, y las implicaciones que todo eso tiene varían de persona a persona como debe ser. Y ahí es que la literatura hace este gran guiño, que a la vez es un gran abrazo, y es que no hay una sola experiencia, no hay una sola forma de ser una persona negra, no hay una única forma de ser una persona afro, no hay una única forma de ser una persona marica; sino que esto se va a enriquecer en cuanto más voces se unan a escribir y más voces se pongan pa’ la cosa, podremos demostrar que nuestras experiencias son tan diversas como hay personas negras en el mundo. 

“Tú no pareces bogotana. ¿De dónde eres?” “¿De dónde son tus papás?” “¿De dónde son tus abuelos?” “Tú no eres tan negrita.” “¿Puedo tocarte el pelo? Es que es muy chistoso.” “Es que se ven mejor con el pelo liso, más profesionales.” “La negra de oro de Colombia.” “Negrita, pero bonita.” “Nos tienen trabajando como negros.” “Negra, si se sigue portando mal, la mando para la plantación.” Fragmento de Herencia, Arraigos, 2023. 

P: Finalmente, cuéntanos qué viene en tu trabajo, qué proyectos nuevos se avecinan. 

R: Este año quiero sacar una obra de teatro, basada en un cuento que escribí para la editorial Vestigio, que sacó una antología de cuentos de ficción especulativa o weird que se llama ‘Fisuras’, y en ese libro sale mi cuento ‘Sangre de Patía’ y yo quisiera adaptar ese cuento a una obra de teatro, y ese es mi objetivo este 2025. Ya ha habido una fracción, un montaje, que se llevó a cabo en Cali gracias a una beca del colectivo afromarica Posa Suto y la revista Matamba de Cali que unieron fuerzas para dar varias becas a artistas afromaricas, y en ese caso también salió lo mío afortunadamente. Y aunque fue un proyecto muy bonito, fue sólo un fragmento. Entonces mi gran deseo es montar la obra completa, ojalá llevarla a otras ciudades fuera de Bogotá. 


Se trata de afrofuturismo especulativo porque es un viaje al pasado, pero es un viaje al pasado donde se revierten muchos roles gracias a la magia de la protagonista. Entonces para mí el montaje va a ser un reto enorme y estoy a la expectativa de cómo llevar a cabo varias cosas, y entre esas mostrar lo que a través de la escritura se puede hacer: la importancia del antirracismo y la necesidad de entender que la perspectiva de las personas negras sobre su propia vida es muy diversa.

Una entrevista de Alejandra Pretel para Carolina Rodríguez Mayo