La repetición de imágenes de cuerpos no blancos agredidos lleva a deshumanizar tanto a esos cuerpos como a quienes se ven representados en ellos. Ante estos ataques conviene criticar al sistema, no normalizar en el imaginario que ciertos cuerpos pueden recibir violencia.
Vamos a hacer algo. Te voy a invitar a que pienses cuántas veces has visto a gente negra o más en general, a gente no blanca siendo agredida o brutalizada en algún video, donde sea, ya sea en redes sociales o en el telediario o en algún medio de comunicación, y quiero que intentes contarlas. Seguramente no podrás contarlas con la mano, es más, seguramente habrás recordado casos de virales de gente no blanca siendo brutalizada que habrás compartido o habrás visto compartidos, pero ¿te has parado a pensar en cómo impactan estas imágenes en tu mente y, sobre todo, en la mente de las personas que se ven reflejadas en este tipo de multimedia?
Pensemos: cuando se comparten palizas, asesinatos o cualquier tipo de violencia hacia cuerpos no blancos en situación de desigualdad, ¿de verdad ayuda a sensibilizar sobre el caso? Debemos tener mucho cuidado por los siguientes motivos:
1. Es deshumanizante. En ningún momento se respetan los derechos de la(s) persona(s) en el video al estar su cuerpo (a veces sin vida, hasta ese nivel de mezquindad hemos llegado) totalmente expuesto en las redes y demás medios. ¿Te gustaría que, si alguien de tu familia viviera una situación de injusticia y le asesinaran, su cuerpo fuera compartido tantas veces en redes? Apuesto a que querrías que se hiciera justicia y lo denunciarías, por supuesto, pero respetando que la víctima, además de ser una persona, tiene familiares como tú y personas allegadas a las cuales hay que respetar en todo momento, junto a sus procesos de duelo. Que estén viendo la agresión de un familiar una y otra vez, créeme, no ayuda.
2.Lejos de concienciar, si la crítica no se hace contra los sistemas que perpetúan situaciones de desigualdad, estas imágenes contribuyen a la normalización de esas violencias contra cuerpos bajo los mismos perfiles, con lo cual, un nuevo caso de brutalidad se acaba convirtiendo en “otro más” y en “ay, qué pena”. Desde un punto de vista psicológico, esta normalización permite que el psique asiente en el cerebro situaciones que ve: hace un trabajo de asimilación e interiorización. Inconscientemente se comienza a asentar en el pensamiento común la idea de que estas agresiones a cierto perfil de personas son normales, por lo tanto, también te deshumanizan a ti.
3. Nunca sabes quién está detrás de la pantalla, ni qué ha vivido esa persona. Compartir imágenes tan desalentadoras y que una persona que haya pasado por una situación similar las vea puede activar mecanismos de defensa propios de un shock post traumático como la depresión. Estar viendo constantemente vídeos sobre cómo asesinan, maltratan o agreden a una persona como tú y ver a todo el mundo compartiendo, desestabiliza la salud mental, conduce a síndromes post traumáticos e incluso a somatizaciones corporales del estrés y del trabajo emocional que supone consumir ese contenido.
4. También tiene un componente racista. Ahora piensa en las veces que ha pasado con una persona blanca. ¿Alguna vez has visto un documental sobre violencia de género en el que un hombre pegue en directo a una mujer blanca para mostrar que ha sufrido maltrato físico? Incluso cuando sucedió en 2017 el atentado en Las Ramblas, Barcelona no hubo tantos vídeos de las personas muertas (blancas en su mayoría) circulando por redes sociales y mucho menos en los telediarios. ¿Por qué cuando son cuerpos de personas blancas son respetados, pero las personas no blancas tenemos que aguantar ver a nuestras homólogas siendo destruidas en directo?
5. Simplemente no es ético.
6. Si quieres denunciar una agresión, asegúrate de poner el foco de atención en enfatizar y criticar tanto a la persona como al contexto a escala macro que permitió esa violencia. De esa manera harás una denuncia crítica y no deshumanizante. No es necesario enseñar a un cadáver descomponiéndose para entender que una persona ha muerto. Repensemos y revisemos esa mirada occidental y la doble cara racista que sale a la luz cuando se trata de qué cuerpos violentados importa o no que estén expuestos en el mundo de los medios. Es de urgencia dejar atrás esta práctica de exponer constantemente cuerpos no blancos siendo violentados para dejar de normalizar la deshumanización: tanto de las víctimas, como de las personas que lo ven.
Una reflexión de Quinndy Akeju