El arte de Juan de Pareja, el pintor afrodescendiente esclavizado por Velázquez durante dos décadas

El Metropolitan abre la primera exposición monográfica sobre el artista de Antequera, protagonista del retrato de una persona negra más icónico del arte occidental, y cuya identidad y obra han sido invisibilizadas durante siglos.

En 1649, uno de los “maestros de la pintura” occidental emprendía un largo viaje a Italia. Diego Velázquez —que conocía bien el país del Renacimiento, en el que había ampliado su formación dos décadas atrás— regresaba con un propósito muy concreto. El rey Felipe IV le había encargado localizar obras interesantes y vaciados de piezas antiguas para ampliar la colección de la corte española. Pero no lo hizo sólo, sino que para ello usó a Juan de Pareja, un pintor Afrodescendiente esclavizado por él durante más de dos décadas y, a juzgar por la historia del arte, uno de los personajes más determinantes en la carrera de Velázquez. En realidad, aquello sería un punto de inflexión en su vida.

Juan de Pareja descendió de una mujer africana esclavizada que lo había alumbrado en 1608 en la localidad malagueña de Antequera. España en el siglo XVII era uno de los países con más esclavización de personas africanas y sus descendientes. De hecho, en la Sevilla de Velázquez, entre un 10 y un 15 por ciento de los vecinos eran propiedad de otras personas. La mayoría, musulmanes obligados a convertirse al catolicismo o personas traídas a la fuerza desde África occidental, sur y central—o sus descendientes, como era el caso de Pareja— a través de las rutas internacionales de trata de esclavos hacia Portugal y América.

Regresemos ahora a la Italia de 1650. En Roma, donde Velázquez y Pareja concentraron la mayor parte de su estancia, surgió un valioso hallazgo que nada tenía que ver con el encargo de la corte española. El pintor de Las Meninas optó por retratar a su acompañante. Aquella decisión puede hoy parecer trivial, pero en el ecuador del siglo XVII no lo fue. En absoluto. El Retrato de Juan de Pareja se convertiría en una de las representaciones más icónicas de una persona negra en el arte occidental. En paralelo, la calidad de aquel óleo que remitía a maestros como Tiziano abriría la puerta a la creación de una serie de retratos maestros, como el que el sevillano dedicaría un año después al papa Inocencio X. Pero, fundamentalmente, la genialidad de Diego Velázquez quedaría implícita para siempre en aquella pintura: el amo había logrado capturar e inmortalizar la mirada del cautivo.

La libertad, al fin

¿Y por qué la aventura italiana fue determinante también para Juan de Pareja? No solo se trataba de contemplar con sus propios ojos el arsenal artístico que le ofrecía la Ciudad Eterna. Porque, paradójicamente, la condición de esclavo permitía al de Antequera acceder, junto a su patrón, a museos y colecciones vetados al común de los mortales. Lo crucial fue que Diego Velázquez firmaría en 1650 los documentos de manumisión de Juan de Pareja, concediéndole la libertad definitiva, que conquistaría ya de regreso a España tras un periodo de espera de cuatro años. A partir de entonces, Juan de Pareja desarrollaría su propia obra artística —lejana en lo estilístico a la de su antiguo amo— y alcanzaría así su gran sueño vital: convertirse en hombre libre y en artista independiente.

En primer término, el documento de manumisión de Juan de Pareja. Al fondo, la pintura ‘Retrato de Juan de Pareja’, de Velázquez Metropolitan Museum / Ana-Marie Kellen

Consciente del valor de Retrato de Juan de Pareja, el Metropolitan de Nueva York adquirió la pintura en 1971. La incorporación de la obra fue sonada en su momento pero los responsables del museo repararon, con el paso del tiempo, en un curioso detalle: nada habían recogido los medios de comunicación sobre el protagonista de aquel lienzo. Esta circunstancia es el origen de Juan de Pareja, pintor afrohispano, la primera muestra monográfica sobre la obra del pintor español —enmascarada históricamente por su condición de esclavizado— y que el Metropolitan ha inaugurado este 3 de abril. “Esta exposición no solo arroja más luz sobre la vida de Pareja, sino que también pone énfasis en la fuerza creativa de sus pinturas, que fueron ignoradas durante mucho tiempo”, sostiene David Pullins, conservador del Metropolitan y cocomisario de la exhibición.

‘Vista de Sevilla’, pintura de Diego Velázquez (hacia 1660) The Met Museum

En realidad, la nueva apuesta del Metropolitan incide en la fascinación que todavía hoy conserva Estados Unidos por el intenso currículo de la historia de España. Si a finales de 2021, una muestra en la sede The Cloisters ponía el acento en el colonialismo religioso en la península durante la etapa de la « Reconquista » (España, 1000-1200: el arte en las fronteras de la fe), ahora el interés se centra en revelar aquel país esclavista del siglo XVII, del que “existen numerosas pruebas”, tal y como sostienen los expertos del museo. En efecto, la historia del imperialismo y el colonialismo — tuvo uno de los recorridos más largos del continente, y no fue “definitivamente” abolida hasta finales del siglo XIX.

A la izquierda, ‘Tres muchachos’, de Murillo; a la derecha, ‘Empleada de cocina’, de Velázquez
The Met Museum

La propuesta Juan de Pareja, pintor afrophispano incluye un conjunto de 40 pinturas, esculturas y objetos de decoración. Las diferentes salas del Metropolitan exhiben igualmente libros y documentos históricos, el más llamativo, el original que acredita la liberación de Juan de Pareja, procedente del Archivo Estatal de Roma. La obra del antequerano se reúne en el capítulo IV, donde se encuentra una de las pinturas más notables del autor. En el lienzo de grandes dimensiones La vocación de san Mateo —procedente, precisamente, del Museo del Prado— aparece autorretratado Pareja en el extremo izquierdo.

Fuente: eldiario.es

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