El ayuntamiento de Madrid dejó en la calle a 19 migrantes, la mayoría menores, en plena ola de calor

Una trabajadora denuncia que el Samur Social no les proporcionó agua ni los dejó ir al baño en toda la noche porque la responsable del turno nocturno consideraba que si los dejaba acceder al centro podían “crear un vínculo” con ellos. El Consistorio no se plantea amonestarla o cesarla por su actuación.

El pasado 15 de agosto conocíamos de estos hechos, que tuvieron lugar el día 8 de agosto, en el que 19 migrantes senegaleses llegaron a Madrid desde Lanjarón, Granada, y entre ellos diez menores y una persona enferma de fibrosis quística. Al llegar a la capital, se dirigieron a la central del Samur Social, en busca de ayuda para encontrar una alternativa habitacional temporal sólo para encontrarse con esa solicitud de cobijo denegada.

A su llegada, la responsable del turno de noche se negó a ofrecerles posibles soluciones, limitándose a indicarles diferentes pensiones donde pasar la noche, a cuenta de las personas migrantes, por lo que serían ellas mismos las responsables de pagarse la noche en dichas pensiones. Sin embargo, a causa de la precariedad económica en la que se encuentran, no tuvieron más alternativa que pasar la noche en la calle, a las puertas del centro, sin agua y sin poder acceder a los baño, a pesar de las altas temperaturas que registraba la ciudad, llegando a estar incluso por encima de los 25ºC durante la noche.

En la mañana siguiente de los hechos, al llegar a las instalaciones les trabajadores del turno diurno quedaron asombrados por la situación. 

Mientras analizaban la situación y los hechos, esperaban la llegada de un mando superior, de cara a aclarar lo ocurrido, ya que desconocían si la trabajadora del turno de noche acataba indicaciones de algún responsable o si había tomado la decisión por cuenta propia.

Al llegar dicho mando superior al que esperaban se activó el procedimiento habitual en casos similares, y se confirmó que la trabajadora  actuó por cuenta propia, sin consultarlo con ningún superior, ya que según su argumentación, consideraba que al haber menores entre el grupo de migrantes, se podría generar un vínculo con ellos. Argumentación que sus compañeres no compartían, ya que estaban acostumbrades a recibir familias en situaciones complicadas y vulnerables.

Durante la activación del procedimiento actual, al fin les permitieron acceso a agua y a los baños para asearse, y tras haberse reunido para escuchar la situación particular de cada una de las personas migrantes, con el objetivo de dirigirles a los recursos correspondientes, aplicando los protocolos de emergencia donde hiciera falta.

Entre el grupo de migrantes, había una persona enferma, que “ocupó una de las plazas destinadas a refugio para el calor de personas sin hogar”. Mientras que el resto, incluides les menores, fueron derivadoe a la Cruz Roja, que se encargará de gestionar estos casos de protección internacional. Confirmándose también que el 10 de agosto, volvieron a Lanjarón.

Y respecto a la acción y conducta de la trabajadora, los mandos superiores decidieron obviarlo, desentendiendose también de los hechos, y sin repercusión alguna.

Fuente: elDiario

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