El Parlamento de Senegal se ha visto obligado a suspender una sesión sobre los presupuestos para 2023 después de que el diputado opositor Massata Samb y otro diputado hayan abofeteado a Amy Ndiaye Gniby, de la coalición gobernante Benno Book Yaakar (BBY).
Samb, miembro de la opositora Yewwi Askan Wi (Liberemos al Pueblo), ha aprovechado su turno de palabra para recordar los comentarios “despectivos” vertidos contra la líder religiosa Serigne Moustapha, quien apoya a la oposición.
La diputada de la coalición gobernante criticó anteriormente a la líder religiosa por oponerse a una posible reelección del actual presidente, Macky Sall, pese a que no podría presentarse en 2024 tras agotar sus dos últimos mandatos.
Tras las palabras del diputado opositor durante la sesión de este jueves, Gniby ha contestado de forma despectiva que “no le importaba” haber criticado a Moustapha. Segundos más tarde, Samb se ha dirigido a su tribuna y ha abofeteado a la diputada.
Amy Ndiaye pertenece al partido del actual gobierno de Senegal, con Macky Sall (un presidente títere de los gobiernos occidentales, que para nada fija sus intereses en las de los pueblos y la sociedad civil en Senegal. Samb, por el contrario, si realiza un defensa de los derechos de las personas en Senegal y opta por apoyar un gobierno mejor.
Pero lo cierto es, que el machismo no entiende de espectros políticos, razas, nacionalidades, ni clases. Se da en aquellos contextos en los que existe una jerarquía patriarcal de género que, como consecuencia, hace que las mujeres sean afectadas por un alto indice de violencia, tanto física, como psicológica, y como verbal.
Ver que dos hombres se han atrevido a levantarse en un espacio público para pegar a una mujer diputada, es muy grave. En los entornos institucionales, se instalan ejemplos sociales que se reproducen después. La revolución Panafricanista no entiende de dinamicas machistas, no entiende de violencias contra las columnas vertebrales de las sociedades africanas, las mujeres africanas.
Lo que le ha ocurrido a Amy Ndiaye es un hecho normalizado, machista y que se ha de condenar. No solo porque sean diputadxs y estén en una posición de representación frente a la sociedad, ni porque lo haya dicho Thomas Sankara: si no porque el espíritu revolucionario de las mujeres africanas desde el principio también ha sido fundador de las luchas en contra del Poder.
Las mujeres negras africanas/ afrodescendientes merecemos respeto. Como todo el mundo.
Si, hay que cuidar a las mujeres y hay que luchar activamente contra la violencia y desigualdad machista si queremos una emancipacion completa y real, si realmente se ven a las mujeres como compañeras de la lucha, si realmente se nos valora. En definitiva, si queremos un Panafricanismo real llevado a la práctica.
Para ello, es urgente que se repiense este tipo de masculinidades como la del Sr. Samb, que usan la fuerza física para imponer el poder sobre otros cuerpos. Es urgente un tipo de masculinidades que acompañen desde la equidad, que defraude los roles de género y la masculinidad tóxica.
Quinndy Akeju