La falsa integración como justificación de la colonización

Europa es indefendible. Hablar de Europa es hablar de una civilización occidental paternalista que cree poseer la verdad absoluta y que sigue sin resolver el problema colonial. 

El discurso de la falsa integración que tenemos arraigado también es una forma de justificar la colonización a través de este asunto, de ser la víctima de buena fe, de hipocresía colectiva con el relativismo moral occidental. 

Hablamos de sociedades destruidas. Culturas pisoteadas para dar paso a lo que conocemos como la folkloridad. Religiones transformadas en supersticiones. Idiomas aniquilados y convertidos en dialectos. Costumbres desarraigas y “blanqueadas” porque eran sinónimo de salvajismo. Sociedades destruidas por el imperialismo. 

La ideología dominante en los Países Europeos es una ideología de igualdad para todos a través de la «asimilación» en la cultura junto a su falso evolucionismo que intenta suprimir la diversidad cultural. El prototipo del falso pensamiento, en el que se separan los límites del pensamiento occidental y al otro lado se sitúa el pensamiento primitivo. 

Por eso que no nos extrañe cuando veamos reflejadas la ineptitud junto a la ineficacia burocratizada de las Naciones Unidas con su doble y falso discurso político del compromiso de paz y seguridad nacional en países denominados “tercermundistas”, cuando sabemos perfectamente lo que consiente a nivel internacional. 

Que no nos sorprenda cuando países gobernantes progresistas permiten políticas de frontera, consecuencia clave del racismo institucional, que pone en riesgo la vida de miles de personas, porque lamentablemente en este vergonzoso trabajo se destinan millones de euros y en el que nuestro gobierno español llega a calificar como ‘bien resuelto’. 

Aquí tenéis la representación de vuestra querida democracia en el que se vulneran los valores humanos y en el que se permite esta barbarie propia del nazismo. 

Porque el racismo de Estado, no entiende de derechas ni de izquierdas para que opere con total libertad y legalidad.

Que no nos extrañe cuando Occidente desoiga las peticiones de la amnistía internacional que buscan dotar activistas con protección internacional, puesto que son perseguidos en sus países de origen. 

Hablamos de como Occidente ha desarraigado a millones de hombres y mujeres de sus dioses porque el cristianismo era crear civilización, mientras que todo lo demás era paganismo/salvajismo, de su tierra, de sus costumbres, de su vida, de la sabiduría. Millones de hombres y mujeres a quienes se les ha inculcado el miedo, el complejo de inferioridad, el temblor, el ponerse de rodillas, la desesperación y el servilismo. 

Por eso, cada día que pasa, cada denegación de justicia, cada paliza policial, cada reivindicación obrera ahogada en la sangre, cada expedición punitiva, nos hacen sentir el precio de nuestras ancestrales sociedades. 

Europa es responsable frente a la comunidad humana de la más alta tasa de cadáveres de la historia. La europeización de los continentes no europeos es el signo claro de como seguimos regidos bajo el dominio colonial, disfrazada y maquillada con el discurso evolucionista. 

No existe la integración porque una práctica que evacúa pueblos enteros de su historia y los coloca en el anonimato, es una doctrina que niega la identidad reencontrada, y desconoce la diferencia reconocida y mutuamente consentida y, por lo tanto, la proclamación de la identidad, rasgo clave de los efectos del colonialismo sobre los pueblos colonizados, representantes declarados del colonialismo saqueador.

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