Israel asesina en pocas horas a 500 personas en Líbano y expulsa centenares de miles del Sur del país

Israel desplaza la ofensiva contra Gaza hacia territorio libanés y lanza el mayor ataque contra este país desde 2006: 492 muertes en 24 horas (35 infancias), marcan la jornada más mortífera desde el fin de la guerra civil en 1990.

Líbano tiembla. Tras un año de especulaciones y de bombardeos latentes, el pasado 23 de septiembre se hacía oficial la llegada de la guerra, en mayúsculas, a este país. El Gobierno de Israel ha tomado la decisión de conseguir “una desescalada a través de una escalada” —es decir, ir a la guerra para lograr la paz—, y el inicio de esa estrategia dejaba ayer en Líbano el día más mortífero en el país desde el fin de la guerra civil en 1990.

Israel, con un Ejército que se sabe poderoso tras destrozar la franja de Gaza de forma impune, lanzó ayer contra Líbano la mayor operación que haya lanzado contra este país desde el 2006. A media tarde, casi 20 horas de bombardeos contra cientos de lugares del país ya habían dejado 492 víctimas mortales —35 de ellas niñes y 58 mujeres—, cientos de miles de personas desplazadas y millones de residentes con los nervios rotos, y con sensación de que lo peor está por venir.

Daniel Hagari, portavoz del ejército israelí, lanzó por la mañana “un mensaje de advertencia a los civiles libaneses que viven en áreas utilizadas por Hezbollah”, una indicación confusa puesto que Hezbollah es la autoridad de facto en el sur de Líbano. Hagari les pedía que huyeran de sus casas “por su seguridad y por la de su familia”. Estos mensajes —que defensores de derechos humanos califican de guerra psicológica— imitan las tácticas empleadas en la franja de Gaza durante los primeros meses de ofensiva, cuando Israel puso en marcha una operación de expulsión masiva en el norte de la franja que acabaría desplazando a dos millones de personas en todo el territorio, casi la totalidad de la población del enclave palestino.

También como en Gaza, civiles y grupos sociales habían recibido misteriosos mensajes amenazantes en sus teléfonos en los que se les empujaba a abandonar el territorio. Los bombardeos han sido tan continuados que hay ciudadanes en algunos municipios que, pese a querer irse del sur del país, no lo están pudiendo hacer por la amenaza de la metralla, que no dejaba de caer del cielo.

Las Fuerzas de Defensa de Israel aseguran estar apuntando contra capacidades militares de Hezbollah, pero residentes de Líbano alegan —como han hecho desde octubre— que Israel ha estado bombardeando también campos agrícolas y otros recursos necesarios para la subsistencia de decenas de miles de personas. De hecho, se han registrado bombardeos contra al menos dos ambulancias, un camión de bomberos y un centro médico.

El caos se ha apoderado desde primera hora de la mañana del 23 de septiembre de las carreteras del país, incapaces de absorber todos los vehículos que querían subir hacia el norte, alejándose de Israel. A Beirut llegaban familias sin lugar donde pasar la noche, tratando de contactar a ciudadanes movilizades a título personal para encontrar pisos vacíos. Pero la capital no está libre de bombardeos. Varios misiles impactaban a media tarde contra un edificio residencial en el suburbio de Dahie en el que, según Israel, había un alto comandante de la milicia, información no confirmada después del ataque.

La semana pasada, Líbano sufrió cientos de explosiones en todo el país a partir de buscapersonas y walkie talkies reconvertidos en pequeñas bombas —unos ataques que el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, ha dejado caer que son obra israelí—. El país reaccionó suspendiendo el curso escolar durante al menos una semana. Ahora, escuelas en todo el país abrieron sus puertas para alojar a familias expulsadas del sur del Líbano en sus aulas vacías de alumnes. El Gobierno de Líbano anuncia que ha habilitado hasta 50 refugios para recibir a 10.000 personas desplazadas, aunque la mayoría de civiles expulsades terminarán hospedándose con familiares o amigues.

Israel se centra en Líbano

Caras largas en Beirut. Cafés vacíos, peatones mirando el móvil, taxis con la radio encendida. La población civil sigue con su vida con resignación sin saber qué puede ser lo próximo. Muchos temían que las centenares de explosiones a través de buscapersonas y walki talkis de la semana pasada serían la previa de una amenaza mayor, y los peores presagios se han confirmado. En pocos días, el Ejército israelí está lanzando las mayores ofensivas contra el sur de Líbano desde octubre de 2023, y ha bombardeado Beirut en dos ocasiones.

Las cuatro veces que las tropas sionistas han bombardeado Beirut en 2024 lo han hecho en Dahie, un suburbio densamente poblado donde la milicia Hezbollah tiene presencia, pero donde también viven decenas de miles de personas desvinculadas del grupo libanés. Varios misiles israelíes han impactado hoy en un ataque aparentemente preciso contra un apartamento concreto de un edificio residencial —una ofensiva de la que poco después aún no se sabían las consecuencias-. El viernes, cuando Israel también disparó metralla contra Dahie, volatilizó un edificio residencial entero. Aquel ataque, días más tarde, registra más de 50 víctimas mortales, y sigue habiendo más de una decena de personas desaparecidas bajo los escombros. Aunque haya decenas de civiles muertos en aquel bombardeo, Israel lo considera un “ataque de precisión” por la presencia de miembros de Hezbollah dentro del edificio.

En un solo mes, las Fuerzas de Defensa de Israel han lanzado dos intentos de asesinato exitosos contra líderes destacados de la milicia libanesa. Cuando Israel bombardeó Dahie el 30 julio logró eliminar a Fuad Shukr, el que por entonces era el más alto comandante de la milicia libanesa —es decir, el líder del brazo militar de Hezbollah—. En el bombardeo del pasado viernes en el que hay más de 50 víctimas mortales confirmadas, Israel mató a Ibrahim Aqil, quien era el siguiente en la línea de mando del lado militar de Hezbollah. Pero aquel bombardeo podría suponer un golpe sin precedentes contra el grupo. Parece que el edificio bombardeado —o algún piso subterráneo por debajo del mismo— estaba acogiendo una reunión entre distintos comandantes y altos cargos de Hezbollah. La milicia libanesa publicó una lista con bajas confirmadas dentro de sus filas, y en ella se pueden contar hasta 14 nombres. Con el paso de los días se podrá esclarecer si todas estas bajas se refieren a víctimas del bombardeo israelí en Beirut o si también incluyen bajas causadas por los bombardeos israelíes en el sur de Líbano.La milicia libanesa se encuentra desorientada tras los golpes recibidos los últimos días. Su sistema de comunicación interno ha sido dañado y buena parte de la cúpula del brazo militar del grupo ha sido eliminado. Israel parece entender que Hezbollah está demasiado debilitado como para responder a hechos como los de ayer que constituyen una guerra de pleno derecho. Pero esté cálculo supone una apuesta peligrosa tanto para la sociedad civil libanesa como para la israelí.

Tras doce meses de ofensiva en Gaza sin conseguir ninguno de sus principales objetivos —el rescate con vida de los cautivos y la total eliminación de Hamás—, el ejército sionista redirige la atención de sus tropas hacia Líbano en una guerra con Hezbollah en la que cuesta ver qué rédito pueden sacar ninguno de los dos bandos. Cientos de miles de civiles libaneses observan con resignación el avance de los acontecimientos teniendo presente la libertad con la que Israel ha actuado en Gaza. Ahora, temen, puede ser su turno.

Fuente: Joan Cabasés Vega para El Salto Diario

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