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Jannier Hurtado: contar al Pacífico Colombiano desde lo audiovisual como una apuesta por la identidad y las contranarrativas

Jannier Hurtado es fotógrafo documental, realizador audiovisual y cineasta. Originario de Buenaventura, en el Pacífico Colombiano, decidió migrar a Argentina para estudiar cine y artes audiovisuales. Su trabajo busca exaltar y visibilizar las narrativas y experiencias de las comunidades negras y migrantes en la región, por lo que entiende a la fotografia y al cine como una forma de luchar por y desde la justicia racial. 

Ha participado de diversos proyectos audiovisuales comunitarios y afrolatinoamericanos junto a organizaciones territoriales como Fundación Huaitoto, Manos Visibles, Afroresistance y Cimarrón Producciones. También, ha impulsado investigaciones y producciones que entrecruzan lo afro y lo migrante como “Provocaciones Amefricanas”, haciendo un guiño al concepto de Amefricanidad difundido y creado por la pensadora afrobrasileña Lélia González, y “Acá Intrusa, allá impura”, donde cuenta la historia de Asami, una migrante afrocolombiana en Argentina que busca su lugar en el mundo sin renunciar a sus memorias en el Caribe. 

Este año, su Largometraje Documental “DON JA”, sobre la vida de su abuelo Jacinto Gómez, un capitán de barco de cabotaje en el Pacífico Colombiano, fue seleccionado para participar en la Residencia Iberoamericana de Largometrajes Documentales en Desarrollo de Acampadoc en Panamá. Acompáñanos en esta entrevista para conocer mejor su historia, la pasión detrás de este proyecto, y la forma en la que puedes apoyarlo. 

P: Cuéntanos un poco sobre ti, ¿cómo surge tu pasión por lo audiovisual? 

Mi nombre es Jannier Hurtado Gómez, tengo 23 años. Soy nacido y criado en la ciudad de Buenaventura, soy realizador audiovisual, cineasta. Me interesa todo lo que tenga que ver con el cine y con las artes audiovisuales, y esa pasión nació y se fue construyendo un poco de la nada, porque cuando salí del colegio mi intención era estudiar derecho, pues la gente siempre decía que me veía espíritu para ser abogado. 

Tiempo después no pude acceder a la universidad porque las opciones eran las universidades privadas y en Colombia son muy costosas. Una amiga, Paulina Moran, me ofreció hacer un documental porque su sueño era estudiar cine. Era un documental sobre el miedo, donde hicimos varias entrevistas, sin guión, sólo preguntando a las personas cuáles eran sus miedos, y recuerdo por ejemplo que una de las chicas decía que su miedo era hacer cosas que no le gustaría hacer, o un chico que comentó que su miedo era iniciar su carrera y que su mamá muriera. Y, aunque no tenía cámara ni trípode, sí tenía muchas ganas, y estaba iniciando con la fotografía a través de mi celular. Así que ella me ofrece hacer este documental, y en el proceso me doy cuenta de que es lo mío, de que esto es lo que quiero hacer toda mi vida y a lo que me quería dedicar. En ese sentido, también fue entender que mi primera referente en el cine no fue una persona de afuera, sino que fue una mujer, una amiga negra de Buenaventura. Y eso es algo que siempre hablo con las demás personas, y es que no tenemos que buscar otres referentes para construir nuestros procesos artísticos. Nuestros referentes también pueden ser nuestra mamá, nuestro abuelo, nuestro vecino; que por más que no hayan tenido una formación académica en tal cosa, son referentes. 

Luego de eso, pensé en qué le podía aportar a Buenaventura desde lo que estoy haciendo, desde lo que estoy aprendiendo, que en ese momento era la fotografía documental. Tiempo después mi familia me regaló una cámara y pude tomar más fotografías, publicar lo que estaba haciendo, estar en exposiciones nacionales, también en Buenaventura. Y luego tomé la decisión de estudiar cine, busqué opciones pero en Colombia es muy complejo el acceso a la educación. Así que, mi opción fue Argentina, tengo una amiga acá, en Rosario, y ella me impulsó a venir. 

P: Revisando tu trabajo, hemos visto que tienes un interés profundo en captar la esencia y las luchas de tu territorio a través de imágenes, ¿qué significa para ti retratar a Buenaventura? 

R: Para mí retratar Buenaventura es hacer una contranarrativa, desde cómo históricamente nos han narrado en las ciudades. Lo que yo hago desde la fotografía es justamente rescatar esa otra Buenaventura, y desde mi mirada, porque cada artista en Buenaventura tiene una mirada distinta del territorio. Así que, lo que busco con mi fotografía es retratar la cotidianidad de Buenaventura, por eso usualmente no manipulo mis fotos, no manipulo a los personajes, sólo si es un proyecto muy específico. Pero si se trata de Buenaventura como tal es la cámara, mi lente y listo. También es mostrar que Buenaventura no sólo es conflicto y violencia, sino que es mucho más que eso.

Retratar a Buenaventura también me ha permitido que mucha otra gente conozca Buenaventura desde ese lado que no conocen,  y que tampoco se les ha permitido conocer. Además, los proyectos audiovisuales de los que he participado me han permitido ser de alguna manera un referente para otras personas jóvenes que recién están empezando con la fotografía. 

Y, también con la fotografía busco traer un recuerdo, que la gente pueda conectar esa fotografía con algo que le pasó, con su territorio, con su familia. 

P: ¿Cómo al mismo tiempo surge la idea de migrar a Argentina? ¿Qué aprendizajes tuviste desde ese lugar? 

Pues mira, yo nunca pensé en migrar. Nunca pensé en irme de Buenaventura, ya que en ese momento no veía tanto la necesidad. Ya cuando crecí me di cuenta de cosas que quería en mi vida, y que honestamente no podía conseguirlas en Buenaventura, y que no podré conseguirlas hasta luego de 10 años por lo menos. 

Y realmente no sabía mucho de Argentina antes de tomar esta decisión. Aunque antes de venir si hice una investigación para determinar cuál era el plan de estudios adecuado para mí, para lo que yo quería estudiar. Así que, una de las principales razones por las que migro tiene que ver con el acceso a la educación en Colombia, y particularmente en Buenaventura, ya que mi familia no tenía acceso para costear una universidad privada en Bogotá, en Cali. Mi sueño era estudiar cine pero mi familia no podía asumir ese costo, así que elegí prepararme psicológica y económicamente para migrar acá, porque aunque la educación sea no arancelada es un gasto enorme también. 

Cuando llegué acá a Argentina fue un choque. Llegué con 20 años cumplidos y era la primera vez que me iba de mi casa, que cocinaba solo, que vivía con otras personas; y me sentía como un chico de pueblo que llegaba a la gran ciudad. Empecé a notar también el desarrollo de estas ciudades, y a entender que cosas que estaba haciendo, lugares de los que estaba participando, estaría muy bueno que jóvenes de mi territorio también pudieran tener sin tener que ir a otro lugar para vivir esas mejores condiciones de vida. Y llegar acá también fue vivir el racismo en Argentina, en un momento donde ya estaba consciente de mi negritud. Así que fue un choque también desde esto de extrañar ver tanta gente negra en un mismo sitio. Y, aunque viví varias experiencias de racismo, entendí también que podía elegir con quién relacionarme y dónde dar batalla. Ya con ser una persona negra y migrante uno está luchando, así que fue también elegir dónde poner la energía. 

A veces me cuestiono mucho también el haber migrado, aunque entiendo estar acá como una oportunidad que debo aprovechar. Y, mi plan también es profesionalizarme acá en Argentina y ver qué herramientas puedo adquirir acá para llevar a mi comunidad. Porque cuando me fui de Buenaventura, recuerdo que me senté en el mar y le dije “Ok, yo sé que acá nació todo el sueño para estudiar cine, pero yo me voy a ir por un corto tiempo, y cuando regrese tengo que devolverle ese favor” y justamente este documental sobre la vida de mi abuelo es ese favor, ese granito de arena para el cine en Buenaventura que dentro de todo aún está inexplorado. 

P: Sabemos que conseguiste una beca parcial para participar en la Residencia Iberoamericana de Largometrajes Documentales de Acampadoc en Villa de Los Santos, Panamá ¿Podrías hablarnos un poco sobre este proyecto y cómo podríamos apoyarte? 

“DON JA” es un largometraje que está en desarrollo, y donde actualmente soy el director. Cuenta la historia de mi abuelo, un capitán de barco de cabotaje en Buenaventura hace 45 años. Él no es de Buenaventura, es de Ensenada, Nariño, como a dos horas y media en lancha, pero lleva toda su vida en Buenaventura, así que es de Buenaventura. Entonces cuento su historia como capitán de barco de cabotaje, de estas embarcaciones que han dado mucho a los territorios negros y periféricos del Pacífico, y que conozco desde muy pequeño porque yo solía viajar con mi abuelo para conocer otros pueblos, visitar a mis tías en la Ensenada, en Charco. Así que siempre estaba en estas embarcaciones. 

En diciembre de 2021, antes de venir a Argentina, tuve la oportunidad de hacer un viaje con mi abuelo. Hago un viaje sobre él, y quería hacer un buen registro. Llevo la cámara, me embarco con él una semana, saco un montón de fotografías y como que empiezo a imaginar un poco cómo podría adaptar esto a lo audiovisual. Si bien aún no había ingresado a la carrera tenía algunos cimientos básicos del mundo del cine, así que saqué muchas fotos e hice un buen registro, al punto en que hoy lo uso en gran parte para desarrollar el largometraje. 

El año pasado, me senté y dije ya está. Es el momento de construir este sueño y este regalo que dejo para Buenaventura. Fue entender que estoy aprendiendo muchas cosas desde el cine, pero que puedo aplicarlas en proyectos como este. Así que empecé a escribir la historia un poco, pensando en lo que realmente quería. Ese mismo año, hicimos una prueba de teaser y acercamiento a la historia con unos amigos tras participar del Festival de Cine en Buenaventura que se llama ‘Lente Pacífico’, y entonces lo que hicieron fue entrevistar a mi abuelo, y sacar algunas fotos, siendo el primer acercamiento audiovisual que se le hizo a mi abuelo en torno a los barcos de cabotaje. En esa ocasión, el corto quedó seleccionado en Buenaventura, se presentó en distintos lugares de la ciudad y a la gente le empezó a gustar la historia. Luego tuve videollamadas con mi abuelo, donde le comenté la idea, y le gustó, porque cree que la historia de él y la de muchas otras personas que vienen trabajando en estas embarcaciones se tiene que conocer, porque mucha gente no sabe el significado y la importancia de que estos barcos de cabotaje sigan existiendo en el territorio. Si estos barcos de cabotaje no existieran, territorios como Charco y Ensenada tendrían procesos sociales y económicos totalmente distintos porque dependen de estos barcos, así que después de eso participé de un laboratorio audiovisual con Colombia y Brasil junto a ‘Manos Visibles’ con este proyecto, donde profundicé mucho más en él. Y, ya que tenía un viaje muy largo programado en Colombia, aproveché la oportunidad para construir el teaser original. Así que reuní a mi equipo de trabajo y en febrero sacamos una rifa para poder costear el teaser, y afortunadamente se vendió en 24 horas y con eso financiamos el teaser. Buscamos hacer un rodaje digno porque la gente negra también merece hacer cosas dignas y en su territorio. 

Luego empezamos a ver convocatorias, financiamiento, y unas amigas me mandaron lo de Panamá, y aplicamos. Y construimos una propuesta con mi abuelo, desde su historia, de mi familia, de las personas que conocemos esta historia que merece ser contada. Luego nos comentan que fuimos preseleccionados, nos convocan para una entrevista y ahí nos anuncian que fuimos seleccionados. Mi familia, mi abuelo y yo no lo podíamos creer, y recibir esa noticia cuando aún estaba en Buenaventura fue celebrar este logro y entender que nuestras historias están impactando en otros territorios, en otras comunidades. Así que, ha sido una felicidad completa y mucho orgullo también, ya que es una historia también mía, de mi abuelo. 

De hecho, en algunas partes de lo que he escrito para el documental planeo hacer un último viaje con mi abuelo. Va a significar que este viaje es cerrar este etapa, porque si bien los barcos de cabotaje han dado mucho a personas como mi abuelo, quienes viven en estos barcos no están en condiciones óptimas. No es como que tienen una seguridad social, o si les pasa algo en altamar alguien les asiste. 

Así que, a quienes quieran y puedan apoyar este proyecto, les invito a contribuir a nuestra Vaki, disponible en mi biografía, para que historias como las de mi abuelo puedan seguir siendo contadas desde nuestras voces y nuestra propia mirada en el territorio. 

Una entrevista de Alejandra Pretel para Jannier Hurtado

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