La geografía de la empatía: Los Ángeles, Angola y el Amazonas

Los recientes incendios en Los Ángeles han generado una ola de solidaridad internacional: trending topics en redes sociales, donaciones masivas y una cobertura mediática constante que humaniza a las víctimas y exalta los esfuerzos por contener el fuego. Sin embargo, este nivel de atención y empatía brilló por su ausencia cuando, en una sola semana, el 6% del territorio de Angola fue arrasado por incendios forestales. Una tragedia de dimensiones inmensas que también quedó eclipsada por la insuficiente respuesta a los incendios en el Amazonas, el pulmón del planeta.

¿Qué nos dice esto sobre cómo el mundo reacciona ante el sufrimiento humano y los desastres ambientales? Desde una perspectiva antirracista y decolonial, esta desigualdad no es casual; responde a sistemas históricos de poder que jerarquizan qué vidas y geografías son dignas de atención.

Colonialismo mediático: Lo visible y lo invisible

El silencio mediático sobre los incendios en Angola es un ejemplo claro de cómo las tragedias en el Sur Global suelen ser invisibilizadas. Que el 6% de un país entero se queme en una semana debería haber sido noticia mundial. Sin embargo, Angola, como parte de África, sigue siendo relegada al imaginario global como un lugar de sufrimiento normalizado, un espacio donde las tragedias “siempre ocurren”.

En contraste, los incendios en Los Ángeles no solo ocuparon titulares, sino que movilizaron recursos y solidaridad a nivel internacional. Estas narrativas mediáticas suelen estar diseñadas para resaltar la resiliencia de las sociedades occidentales, mientras que los desastres en África o América Latina se presentan como producto del caos inherente a estas regiones.

Incluso en el caso del Amazonas, una región vital para el equilibrio ambiental global, la empatía y la acción suelen llegar tarde, cuando las consecuencias empiezan a sentirse en el Norte Global. Esto refleja una desconexión colonial que ve al Sur Global como un espacio de recursos, pero no de vidas humanas dignas de protección.

Racismo estructural: ¿Qué vidas importan?

El racismo estructural también desempeña un papel clave en esta diferencia de reacciones. Las vidas africanas y las de las comunidades indígenas del Amazonas son sistemáticamente deshumanizadas en el imaginario global. Mientras que las imágenes de los incendios en Los Ángeles muestran hogares destruidos y familias desplazadas, las tragedias en lugares como Angola o el Amazonas se presentan como estadísticas frías y anónimas, sin rostro ni historia.

Esta deshumanización perpetúa la idea de que el sufrimiento en ciertas regiones es inevitable, un trasfondo constante que no merece la misma atención ni acción que las tragedias en el Norte Global.

El impacto del cambio climático y la colonialidad del poder

El cambio climático, que intensifica la frecuencia y magnitud de los incendios forestales, afecta desproporcionadamente al Sur Global. Sin embargo, estas regiones no solo enfrentan los mayores riesgos ambientales, sino que también son excluidas de las narrativas globales sobre justicia climática.

Los incendios en Angola, el Amazonas y otros territorios del Sur Global son una consecuencia directa de un sistema extractivista impulsado principalmente por el Norte Global, que además decide qué desastres merecen atención y cuáles no.

Descolonizar la empatía: Un cambio necesario

Para responder de manera justa a estos desastres, necesitamos descolonizar nuestra forma de pensar, informar y actuar. Algunas claves:

  1. Visibilizar las crisis del Sur Global: Reconocer la magnitud de tragedias como la de Angola y exigir que sean tratadas con la misma urgencia que las del Norte Global.
  2. Ampliar nuestras redes de solidaridad: Apoyar a las comunidades indígenas, africanas y afrodescendientes que están en la primera línea de defensa contra el cambio climático y las catástrofes ambientales.
  3. Cuestionar las narrativas mediáticas: Reflexionar sobre cómo los medios jerarquizan el sufrimiento y quiénes controlan estas narrativas.
  4. Exigir responsabilidad global: Reconocer que las crisis ambientales en el Sur Global no son fenómenos aislados, sino el resultado de siglos de explotación colonial y desequilibrios de poder.

La empatía no puede depender de qué cuerpo habitas ni de la ubicación geográfica. Si el mundo realmente quiere combatir el cambio climático y proteger la vida humana, debe aprender a preocuparse igual por un incendio en Los Ángeles, el Amazonas o Angola. Porque lo que arde no es solo un territorio; es nuestra humanidad compartida.

Una reflexión de Chaimaa Boukharsa

Comparte este articulo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *