Históricamente Chile ha sido un país racista, que ha negado su participación en la trata transatlántica de personas esclavizadas y ha ocultado su legado afrodescendiente. En Chile se ejerció la esclavización de personas africanas a lo largo de todo el país, con una mayor concentración en la región de Arica y Parinacota.
Durante muchos años, descendientes de personas esclavizadas en la región de Arica, lucharon por el reconocimiento de la historia afrodescendiente. Siendo el 2019 el año en que el estado les otorgó reconocimiento mediante la ley 21.151, una ley escueta y racista, debido al marco temporal y territorial que propuso como requisito para el reconocimiento.
La ley menciona “Se entiende por afrodescendientes chilenos al grupo humano que, teniendo nacionalidad chilena en conformidad a la Constitución Política de la República, comparte la misma cultura, historia, costumbre, unidos por la conciencia de identidad y discurso antropológico, descendientes de la trata trasatlántica de esclavos africanos traídos al actual territorio nacional entre los siglos XVI y XIX y que se auto identifique como tal.” Lo cual es bastante problemático ya que el racismo no se detuvo con la esclavitud, el racismo es un fenómeno histórico tan bien creado para oprimir, que incluso tiene la capacidad de mutar y adaptarse al contexto para seguir oprimiendo.
Actualmente, gracias a la ley 21.151, las personas afrodescendientes ariqueñas son reconocidas como “Pueblo Tribal Afrodescendiente Chileno” ¿y por qué tribales? Porque están sujetas al Convenio N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, que, básicamente nos indica que este pueblo existe antes de que Chile fuera Chile, es decir, antes de que Chile se conformara como República independiente de España, ya que existía presencia afrodescendiente que compartía cultura, historia, costumbres, conciencia de identidad y un discurso antropológico en común. Por este motivo son tribales, al igual que las personas indígenas de este territorio.
Como mencioné anteriormente, el racismo no finaliza con la abolición de la esclavitud. A lo largo de la historia de la humanidad la migración es una realidad, y a Chile siguen llegando personas africanas, afrodescendientes y negras, quienes somos víctimas del racismo en todas sus variantes. Muchas personas afro y migrantes que se establecieron en el territorio chileno, formaron familias y tuvieron hijes afrochilenes, quienes actualmente no tienen reparación histórica ni reconocimiento legal por el racismo estructural, ya que la ley 21.151 es escueta y está sujeta a un marco temporal y territorial. Es absurdo pensar que personas que experimentan tan tajantemente el racismo y la negrofobia en Chile, no son nadie para el estado y junto a la comunidad afro migrante son unas de las primeras víctimas del marcador racial. Por ese motivo y con años de denuncia el INE (Instituto Nacional de Estadísticas) incluye en la pregunta 29 del censo lo siguiente “De acuerdo a sus antepasados, tradiciones y cultura, es o se considera:
1-. Afrodescendiente
2-. Afrochileno
3-. Negro/a
4-. Del Pueblo Tribal Afrodescendiente Chileno
5-. Moreno/a de Azapa
6-. Negro/a de la Chimba
7-. Ninguna de las anteriores
Por primera vez en la historia afro en Chile se buscará comprender la variabilidad histórica de lo que implica ser una persona afrodescendiente y este es el primer paso para un largo proceso de reconocimiento institucional. Por primera vez podremos entender de manera cuantitativa el contexto social, económico, educacional y de salud de las personas afrodescendientes que habitan Chile. Por eso es muy importante promover dentro de la comunidad afro la auto identificación.
Una reflexión de Yanira Amandla