La activista antirracista se encuentra bajo arresto policial tras ser interrogada por la brigada criminal el pasado martes, 7 de mayo, en Túnez.
La presidenta de la asociación tunecina contra el racismo Mnemty (Mi sueño en tunecino), Saadia Mosbah, fue puesta bajo arresto policial el pasado martes tras ser interrogada por la brigada criminal sobre las fuentes de financiación y actividades de la ONG, según ha revelado a EFE un miembro de la sociedad civil que prefirió guardar su anonimato.
El coordinador de esta organización, Zied Rouin, fue puesto en libertad después de que ambos fueran detenides por motivos que todavía se desconocen y una vez acabado el registro policial del domicilio de Mosbah así como de la sede de la organización, situada en el centro de la capital.
En las últimas semanas, Mosbah fue víctima de una campaña de odio en las redes sociales en la que se le acusaba de conspirar en un plan orquestado por la Unión Europea para el asentamiento de subsaharianos en el territorio.
En 2018, Mnemty lideró una campaña para promulgar en el país una pionera ley que penaliza la discriminación racial -la primera de este tipo en la región- y permite a las víctimas buscar reparación por abuso verbal o actos físicos.
En adición, el pasado mes de agosto, Mosbah recibió de manos del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, el premio anual a los Campeones Globales contra el Racismo por promover los derechos humanos de los miembros de comunidades raciales.
La sociedad civil denuncia el racismo institucional en Túnez después de que su presidente, Kais Said -que se arrogó plenos poderes en 2021 para preservar la paz social-, acusase a las “hordas” de ciudadanos subsaharianos de formar parte de un complot para cambiar la identidad “arabo-musulmana” del país.
Desde entonces miles de personas solicitaron el retorno voluntario a sus países y otras miles han optado por las salidas por mar, ya que se ha convertido en un lugar “no seguro” para los migrantes, según alertan las ONGs, además de las campañas masivas de detenciones arbitrarias, acoso y agresiones a personas negras.
La pasada semana cientos de personas migrantes fueron evacuadas por la fuerza de campamentos improvisados instalados frente a las agencias de la ONU en la capital y “deportados a la frontera con Argelia“, según el Foro Tunecino de Derechos Económicos y Sociales (FTDES).
Lo mismo ocurrió días antes en las afueras de Sfax, la segunda ciudad en importancia de Túnez que se ha convertido en el principal punto de partida de la migración hacia Europa. El Ministerio del Interior evocó estas operaciones destinadas a “hacer frente a los ataques contra la seguridad pública y a la protección de la propiedad pública y privada“.
En los últimos meses, el mandatario ha advertido que su país no se convertirá en un lugar de paso o asentamiento de migrantes subsaharianos, en sintonía con su rechazo a ejercer como “guardián” de la costa europea y tras la firma en julio pasado de un memorando de entendimiento con la Unión Europea para reforzar el control de sus fronteras a cambio de un importante apoyo financiero.
Fuente: EFE