Un nuevo estallido de violencia, sobre una prolongada y profunda crisis, se toma Haití. Esta vez, la ira detonó luego de que venciera el plazo para que el primer ministro Ariel Henry abandonara el poder.
El estallido del inconformismo social tiene lugar luego de que el primer ministro Ariel Henry, no convocara a elecciones ni cediera el poder a una nueva administración, tal como estaba previsto en un acuerdo después del magnicidio del presidente Jovenel Moïse, registrado hace más de dos años, y cuyo plazo máximo venció esta semana. Mientras surgen nuevos grupos armados que profundizan las divisiones y la violencia, desde el gobierno de facto no hay muestras de un cambio de mandato.
Según un acuerdo firmado en diciembre de 2022, Henry –que asumió como primer ministro tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, ocurrido en 2021– convocaría a elecciones y cedería el Gobierno a los funcionarios que fueran elegidos, el 7 de febrero de 2024. Una fecha simbólica para el pueblo haitiano, que marca el fin de la dictadura de François Duvalier en 1986 y en la que tradicionalmente los presidentes de su país toman juramento, pero el llamado ‘Día D’ llegó y los cambios prometidos no ocurrieron.
El incumplimiento enfureció a les habitantes de la nación caribeña, que ha estado sumergida en una enorme crisis de seguridad en los últimos años, con pandillas armadas que imponen una violencia brutal para tomar el control a lo largo del territorio haitiano.
“El país está siendo rehén de las pandillas. No podemos comer. No podemos enviar a nuestros hijos a la escuela (…) No podemos soportarlo más”, afirmó un manifestante a la agencia AFP, que se negó a dar su nombre, y añadió que Henry “no ha aportado ninguna solución a nuestros problemas”.
El repunte de la violencia, que se registra desde el pasado lunes en la capital y otras ciudades, ha cobrado la vida de varias personas. Al menos seis murieron, entre ellas cinco agentes de la Brigada de Vigilancia de las Zonas Protegidas (BSAP), durante un tiroteo con agentes de la Policía, en Puerto Príncipe, el miércoles.
Este es solo uno de los frentes de choque que encara el país. La BSAP pasó de ser una agencia ambiental a un cuerpo armado sobre el que el Gobierno ha perdido autoridad y es hoy uno de los principales actores en el centro de las protestas. En un intento por restarle fuerza a la brigada, la semana pasada Henry les exigió entregar las armas y ordenó a sus miembros registrarse en el Ministerio de Medio Ambiente. Lejos de disuadirlos, las disposiciones aumentaron los enfrentamientos con la fuerza pública y han desencadenado más violencia.
“Espero que escuche razones, de lo contrario se escuchará la voz del pueblo”
Desde que firmó el acuerdo, Henry ha subrayado que para celebrar elecciones libres y justas primero se deben reestablecer las condiciones de seguridad, algo difícil de lograr ahora en Haití.
Y además, el primer ministro tiene la intención de formar un gobierno de unidad nacional, según señaló uno de sus asistentes, lo que eleva la furia desde distintos frentes.
“Es el ‘Día D”. Es el día en que Ariel Henry debe dejar el cargo (…) Espero que escuche razones. De lo contrario, se escuchará la voz del pueblo”, expresó un mototaxista que protestaba en Puerto Príncipe el miércoles.
Pero Henry permanece en el poder.
Al hartazgo social de años acumulados de violencia brutal y empobrecimiento se suma una fuerte oposición al primer ministro por parte de poderosos adversarios.
El exlíder golpista, Guy Philippe, que fue repatriado a Haití a finales del 2023 tras cumplir cerca de seis años de prisión en Estados Unidos, en las últimas semanas ha estado reuniendo partidarios para una “revolución” contra el gobierno de Henry, destacan informes de la prensa local.
Según un reporte del diario haitiano ‘AyiboPost’, que citó al jefe de la BSAP, muchos de sus miembros fueron soldados que combatieron junto a Philippe en el derrocamiento del expresidente Jean-Bertrand Aristide en 2004.
En entrevista con France 24, el analista político haitiano, Robenson Glesile, aseguró que cada vez hay nuevos grupos armados ocupando el territorio haitiano y no hay rastro de “una voluntad del gobierno para establecer un clima de seguridad en el país”. Tampoco ha logrado un acuerdo con los partidos políticos para convocar a elecciones, porque, alega el experto, Henry no dejará el poder a una administración de transición.
Sin embargo, “el primer ministro de facto sólo tiene un apoyo que es la comunidad internacional y deja pasar el tiempo (…) La Constitución haitiana no había previsto tal escenario. Desde el 2020 Haití no tiene ningún funcionario electo y no ha habido elecciones desde 2016”. Por tanto, se necesita un diálogo y un consenso con las principales fuerzas políticas del país, recalcó Glesile.
Sin un acuerdo a la vista, las acciones de les manifestantes se extienden. Las comisarías de la policía son atacadas, mientras las principales escuelas permanecen cerradas y las carreteras bloqueadas.
Ante este escenario, la vecina República Dominicana ordenó el refuerzo de la seguridad en su frontera.
Fuente: France 24