El pasado sábado, 13 de mayo, más de un centenar de personas migrante se vieron obligadas a su hogar, el asentamiento más grande de Palos de la Frontera (Huelva, España), a causa de un incendio que ha dejado una persona herida leve, por el momento y según han declarado las autoridades pertinentes.
Catorce efectivos y diez vehículos del Consorcio Provincial de Bomberos de Huelva han tenido que intervenir en este incendio declarado en el asentamiento ubicado junto al polígono San Jorge, cuya extinción se logró llevar a cabo en torno a las 17:00h de la tarde de ese mismo día.
Según el servicio de Emergencias 112, a las 12:03 recibieron numerosas llamadas de particulares informando del siniestro. Una vez declarado, se desplazaron hasta el lugar varios efectivos de los parques de bomberos de San Juan del Puerto, Punta Umbría y Almonte para ayudar a mitigar el fuego.
A pesar de que el oficial subdirector de Operaciones del Consorcio Provincial de Bomberos de Huelva, Joaquín Marfil, ha calificado este incendio como «el más virulento de los desarrollados en este asentamiento de chabolas», debido a que en esta ocasión había «una carga térmica extraordinaria, debido a la acumulación de plásticos e hidrocarburos que generaban una columna de humo negra bastante densa y con llamas que alcanzaron los 20-25 metros de altura», la noticia ha tenido muy poca repercusión en los medios de comunicación generalistas.
La mayoría de los periódicos de tirada nacional destacan la importancia de la tragedia porque “justo ha coincidido con la campaña de recogida de la fresa”. O la efectividad del Consorcio de Bomberos de la provincia, y la maravillosa ejecución para acabar con un incendio potencialmente catastrófico en apenas horas.
Pero, ¿acaso alguien se preocupa por la vida de estas 120 personas negras migrantes que han quedado ahora sin hogar?
María Eugenia Limón, presidenta de la Diputación de Huelva, Cristóbal Romero, presidente del Consorcio Provincial de Bomberos, y Belén Castillo, diputada de la presidencia, han seguido la evolución de este suceso de primera mano e incluso acudido a la zona a posteriori a evualuar los daños.
Desde Afrocolectiva les pedimos que, además de poner en valor la labor que han desarrollado los miembros del Consorcio y el trabajo del resto de efectivos que también han colaborado para sofocar las llamas, necesitan prestar atención a las consecuencias personales que este incendio va a tener en las vidas de las personas negras migrantes que han perdido sus casas y efectos personales; y además se van a ver obligadas a cambiar de modo de vida bruscamente y sin ningún tipo de ayuda o amparo del Estado.
