We know the truth: el racismo mató a Jordan Neely

En 16 de abril de 1996, Michael Jackson estrenó el sencillo número 15 de su noveno álbum, They Don’t Care About Us. El rey del pop había transformado un mensaje de protesta contra el antisemitismo en una pieza musical que no tardaría en colocarse dentro de los tops más escuchados de Alemania, Hungría, Italia, República Checa, entre otros países que vivían las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. 

En una distopía, este lunes, primero de mayo, fue asesinado en un vagón de la línea F del metro de New York, Jordan Neely: una persona negra, de 30 años que se dedicaba a imitar a Michael Jackson dando presentaciones y haciendo performances en el metro de Nueva York.

De acuerdo con las noticias, Neely hizo su actuación como de costumbre: “El afroamericano entró a un vagón y comenzó con un performance tétrico, aunque desgarrador.  Esto provocó que quienes estaban cerca de él se alejaran”, según explica La Razón. 

Fue entonces cuando el joven ex-marine le violentó y agredió físicamente hasta tirarle al suelo. Neely comenzó a forcejear con su asesino, hasta que, lamentablemente, dejó de moverse. La policía llegó minutos después para interrogar al responsable, pero lo liberaron de inmediato sin cargos. 

Tell me what has become of my rights

Am I invisible ‘cause you ignore me?

Your proclamation promised me free liberty, now

I’m tired of bein’ the victim of shame

They’re throwin’ me in a class with a bad name

I can’t believe this is the land from which I came

La estrofa de la canción lanzada en 1996 se torna vívida ante un hecho brutal como el homicidio de Jordan Neely. En Nueva York, la crisis de acceso a viviendas dignas ha evidenciado problemas adyacentes al racismo estructural, tal como lo es la atención médica especializada. Muchas de las personas que viven en condición de desplazamiento y despojo padecen enfermedades mentales, aunado a ello, enfrentan un clima de violencia pautado por las agresiones callejeras a las que están expuestas. 

En febrero del 2022, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, implementó una política de higienización del espacio público que consiste en el internamiento psiquiátrico forzoso de personas con trastornos mentales sin hogar. En palabras de Adams, este plan de asistencia social busca garantizar una “atención compasiva” para las personas con problemas de salud mental que deambulan por el transporte público y habitan las calles neoyorquinas. 

Según los Derechos de los pacientes hospitalizados en los centros psiquiátricos de las oficinas de salud mental del Estado de Nueva York , existen tres causales de admisión para los internamientos forzosos: 

  1. .”Certificación médica, que requiere que dos médicos examinen a una persona y certifiquen que necesita atención y tratamiento involuntarios en un centro psiquiátrico. Esto a menudo se conoce informalmente como «dos p.c.», abreviatura en inglés de «dos médicos certifican». Esta certificación debe ir acompañada de una solicitud de admisión hecha por alguien familiarizado con la persona (por ejemplo, un tutor legal, custodio, familiar más cercano, psiquiatra a cargo, o alguien que viva con la persona)
  2. Certificación por parte de un director de servicios comunitarios, o de un médico examinador designado por el director de servicios comunitarios. Este certificado establece que la persona tiene una enfermedad mental con altas probabilidades de causar daños graves a la misma persona o a otros, y para la que es apropiada la hospitalización en un centro psiquiátrico para atención y tratamiento.
  3. Admisión de emergencia fundamentada en el alegato de que la persona tiene una enfermedad mental que tiene altas probabilidades de causar daños graves a la misma persona o a otros, y para la que es apropiada la hospitalización en un centro psiquiátrico para observación, atención y tratamiento.”

Esta iniciativa es una gran alegoría a la operatividad del racismo científico del siglo XX, cuando los centros psiquiátricos y la penitenciaria, principalmente, se convirtieron en espacios de contención y control biopolítico de cuerpos racializados. Es una medida punitiva que criminaliza la desigualdad económica, promoviendo una política aporofobica y de intolerancia racial. 

¿Acaso no es obvio que este ex-marine es culpable de un homicidio? Muchas personas han dicho que solo trataba de defenderse; pero, ¿acaso atentó en algún momento Neely contra su integridad?

Hechos desgarradores como este, ponen en el foco el racismo en este tipo de instituciones y en los procesos judiciales. Cómo dejan suelto al responsable, y como las personas racistas defienden al asesino, aunque sea evidente, que se trata de un asesinato racial. We know the truth, fue el racismo. 

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