Defender la vida es una poesía salvaje donde se encarnan dolores generacionales, una potencia que hace de la dignidad un fenómeno de radiación colectiva o lo que en términos del Derecho hegemónico, se define como el principio de universalidad. Este texto es un homenaje a la lucha de dos activistas negras de España y Chile, quienes convirtieron su historia de vida en una práctica por la justicia racial de mujeres en contextos de migración forzada.
Precisamos conocer el rostro de quienes combaten el capitalismo y el patriarcado desde cuerpos marcados por el desarraigo. Necesitamos entender que nuestra ancestralidad siempre es una llama encendida y que los futuros nos pertenecen.
Estas entrevistas fueron realizadas el 8 de diciembre de 2022, en la sala XVIII del Palacio de Naciones Unidas en Ginebra, Suiza. En el marco de la Primera Sesión del Foro Permanente para las Personas Afrodescendientes.
Nikole Dgongala
Empezó como un genocidio y terminó como un conflicto regional que provocó el desplazamiento forzado y el exilio de miles de congoleñes. La Guerra Mundial Africana convirtió el hambre y las enfermedades en las principales causas de muerte de casi 5.4 millones de personas. En el crimen racial de Ruanda (1994), 500 mil tutsis fueron masacrades por hutus que se adherían a las ideas del higienismo racial. Posteriormente, los hutus formaron las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda que fueron perseguidas por los tutsis.
El 17 de mayo de 1997, Laurent-Désiré Kabila se autoproclamó Jefe de la República Democrática del Congo, antes conocida como Zaire. En un inicio, su llegada al poder fue entendida como un paso hacia la armonización de los convulsos enfrentamientos entre hutus y tutsis.
En 1998, Nikole Dgongala cruzó el mediterráneo para reiniciar una vida en Europa. Era una estudiante normal que un día tuvo que dejarlo todo y emprender un camino envuelta de incertidumbres volátiles.
Mi integración a España fue muy difícil porque venía con las cicatrices que había dejado en el Congo por todos los abusos que vivimos las mujeres y niñas cuando entró el presidente Kabila, porque para el pueblo era como un salvador que había venido a sustituir al dictador, pero fue todo lo contrario; abusos, cosas que muchas veces, a lo mejor, no es bueno recordar, pero no lo pasamos bien. Tanto mujeres como niñas, muchas familias tuvimos que abandonar el Congo.
Pese a las avenencias, fue acogida por Karibu- Amigos del pueblo africano, una Asociación Civil fundada en 1991 por misioneros que vivían en Ruanda y Burundi. El sufrimiento de las personas africanas que llegaron a Madrid, les mostró un tiempo crudo que necesitaba repensar el acompañamiento y la ayuda mutua. La masacre de Ruanda también era eso: la expulsión masiva de africanes hacia España y las calles habitadas por refugiades que no tenían acceso a condiciones mínimas para transitar el trauma de la guerra. Siete años más tarde, Nikole llegaría como usuaria de la Asociación y viviría dos años en el albergue de Karibu. Después, comenzaría su colaboración como acompañante de personas recién llegadas como intérprete, luego Coordinadora del Centro de Promoción de la Mujer como técnica de acogida y finalmente, en el 2018, sería nombrada como Directora General de la Asociación. Nikole nunca ha olvidado que para las mujeres africanas, migrar es la expresión más nítida de la brutalidad del racismo.
La mayoría de la gente, sobre todo si tengo que hablar de mujeres, pasa por el camino. Sale de su país, huye por los abusos y en el camino son esclavizadas, mercantilizadas, un poco de todo. Son mujeres que muchas veces ya no sienten su cuerpo por haber sido abusadas tantas veces. Incluso han utilizado métodos para bloquear sus reglas, porque muchas veces al viajar en el barco, cuando una mujer está embarazada no la aceptan o cuando tiene un bebé tampoco, porque a un bebé no lo puedes callar cuando está llorando. Cuando tienen regla tampoco porque dicen que el olor a sangre atrae a tiburones. Entonces, esas mujeres durante un tiempo se dedican a tomar productos para bloquear sus reglas, porque no saben en qué momento pueden coger la patera. Yo he sido afortunada porque llegué en avión, pero otras mujeres tardan hasta siete años en el camino. Con ellas el trabajo es muy lento porque primero hay que sanar las cicatrices que tienen dentro. Acompañar, siempre pedimos el trabajo desde las necesidades expresadas, pero en España muchas veces hay un guión, se cree que todo África es uniforme y que todas las personas somos iguales, de modo que no especifican cómo se puede trabajar con las personas porque hay veces que no se puede trabajar con el colectivo, sino con personas. Por lo tanto, el trabajo no es fácil. El racismo en España todavía existe.
De los 55 países que conforman el continente africano, Guinea Ecuatorial es el único colonizado por España, por lo que uno de los temas prioritarios de Karibu es la enseñanza del español para reducir las barreras idiomáticas. En los primeros momentos, cuando las personas comienzan con el proceso de inserción a la sociedad española, la lengua, la salud sexual y mental son los temas urgentes para asegurar que la integración de las personas será un proceso acompañado con dignidad.
Es verdad que la situación de la mujer migrante africana no es uniforme. Primero, tenemos que partir que también las mujeres afrodescendientes latinoamericanas sufren lo que las mujeres africanas sufrimos, pero más ventaja tienen ellas por el idioma, que las mujeres migrantes africanas no tienen. Entonces, muchas mujeres de países africanos vienen en barco. Hay un caso, por ejemplo, que me sigue doliendo: una mujer que vino en barco estando embarazada de hombres porque había sido violada, abusada en el camino, había dejado a su hermana en la otra parte de Marruecos, entonces cuando ella llega a España detecta que tenía sida y estaba muy avanzada, se sabía que iba a morir. Como testamento dejó que cuando diera a luz había decidido que su hermana, que estaba en Marruecos, se iba a quedar con su bebé, porque pensaba que su hermana también iba a coger la patera para poder llegar, pero desgraciadamente, su patera volteó. Ella falleció. Para nosotros fue como ¿Merece la pena arriesgar tanto la vida en un continente que, a veces, te cierra la puerta? ¿Merece la pena sufrir tanto para arriesgar así la vida? Pero también pensamos que a veces, lo que dejas atrás es peor que lo que está a dónde vas. Son cosas dolorosas. Siempre somos los migrantes los que pedimos que haya una migración regulada, ordenada, tal como se ha dicho en el Pacto Mundial de Migración, pero poder obtener un visado y viajar dignamente desde África es como una misión imposible. Cuando una persona vive lo que se vive en África, con las violencias que existen, buscan donde huir. La movilidad humana es un derecho. Las mismas Naciones Unidas ponen muchos artículos del cumplimiento, suele ser otra cosa. No se respetan.
Trabajar desde el corazón es lo que permite transformar el desasosiego en resiliencia. Nikole Dgongala no tiene la menor duda que la fuerza de las ancestras siempre acompaña a las mujeres afrodescendientes, incluso en aquellas historias con desenlaces infortunados.
Por naturaleza, creo que las mujeres afrodescendientes tenemos una fuerza interior: tenemos a nuestros ancestros que siempre nos acompañan, que siempre nos ayudan. Hay como una brújula de energía positiva que nos guía.
Al trabajar con personas en situaciones de vulnerabilidad extrema, es necesario hablar sobre la importancia de que les acompañantes sean sensibles ante los procesos de sanación traumática. Para Nikole, las historias de vida son esenciales para saber que existen otras posibilidades de narrar la violencia racista
Creo que las historias de vida son una herramienta importante, no solamente para difundir lo que se está haciendo y ver cómo se puede cambiar la narrativa. El mismo colectivo puede crecer a través de esas historias de vida, siempre relatando, trabajando esas historias con respeto y sin victimizar, dramatizar o buscar otro fin que no sea humanizar a las personas. Yo creo que las historias de vida, en cualquier ámbito de vida, ayudan a otras personas. Si yo tengo que contar cómo he salido del Congo a otras mujeres, sirve para compartir y ver si otra persona ha vivido lo mismo que yo y pensar en nuestros referentes. Es una forma de animar, sobre todo a la juventud, la segunda generación, para que vea que sí se puede, aunque una sociedad que nos es nuestra nos anula, pensando que debemos de confundir la integración con la asimilación, pero veo que, si tengo voz, con esa fuerza yo puedo. No tenemos por qué ser techos de cristal eternamente, tenemos que ir dando paso a generaciones que vayan cogiendo la batuta, porque es una lucha que empezó y tiene que seguir. Tenemos que hablar sin miedo. Estamos reclamando lo que son Derechos Humanos.
Permitirnos ser frágiles ante el desarraigo es un acto de solidaridad racial. El dolor debe ser transformado en una parcela de tierra fértil, un campo donde germine la ancestralidad.
Michel-Ange Joseph
Su voz es fuerte. En menos de cien palabras Michel-Ange Joseph enuncia todo lo que es: mujer haitiana, negra migrante, madre trabajadora social e investigadora sobre casos de violencias obstétricas de mujeres no hispanohablantes y presidenta de la Fundación Cijys.
En octubre del 2010 un brote de cólera anunció el inicio de una epidemia en Haití. Esta enfermedad bacteriana causada por la ingesta de agua y productos contaminados, es una de las múltiples venas del racismo ambiental. La falta de acceso a agua potable recrudeció la propensión al contagio. En el 2019, la Organización Panamericana de la Salud reportó el último caso activo, luego de afectar a 820.000 personas y ser la causa de muerte de 9.792. La falta de acceso al sistema de salud y la pauperización de la vida, obligan a que miles de personas haitianas busquen otras oportunidades de vida fuera de la isla.
Cuatro años más tarde, en el 2014, la celebración del Mundial de Fútbol en Brasil fue un parteaguas para la reconfiguración de los circuitos migratorios del Caribe en relación con América Latina. A partir de entonces, el flujo demográfico de personas haitianas en países del Cono Sur comenzó a marcar importantes diferencias. En Chile, por ejemplo, La Organización Internacional de Migración (OIM) reportó que en ese año la población haitiana no superaba a las 1.800 personas, para 2018 el aumento de la población haitiana en Chile había superado los 100.000. A su llegada, muches haitianes encontraron empleos con salarios muy bajos en el mercado laboral de Chile, ocupaciones en las que les chilenes prefieren no trabajar tales como la construcción, el servicio doméstico y la agricultura (OIM, 2018). No obstante, los estudios tampoco garantizan una inserción más amable en el sistema chileno, pues, de hecho, hay quienes deben recursar grados universitarios para asegurar su acceso a sistemas de salud o justicia.
Llegué a Chile a finales del 2014 y al llegar a Chile tuve que volver a cursar el cuarto medio, lo que llaman el bachiller o el High School, y tuve que volver a la universidad. Ahora yo soy profesional del área social para poder acceder a un trabajo menos precarizado en Chile. Como ya manejaba el español, mi acceso para encontrar un puesto laboral no fue muy difícil, pero sí he visto a muchas compañeras con muchas complicaciones. Esto incidió en mí para crear la Fundación Cijys, para acompañar socio-jurídicamente a mujeres y personas de diversas personalidades, sobre todo afrodescendientes, porque el sistema judicial chileno no tiene enfoque antirracista ni de justicia lingüística, esto precariza las atenciones y acompañamientos, así como las decisiones que toman los jueces en contra de las personas afrodescendientes, sobre todo, haitianas.
Cijys, la fundación (@fundacioncijys) que preside Michel-Ange, trabaja por la promoción y defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos de mujeres haitianas, principalmente. Para ello, sustentan su trabajo en la justicia lingüística, que consiste en enseñar el español para asegurar el acceso al sistema de salud, educación y justicia.
Uno de los trabajos que hacemos es acompañar, orientar y educar a las mujeres sobre sus Derechos Sexuales y Reproductivos, para ello hacemos Cursos de Español con enfoque de Género, para que las personas estén enteradas de cuáles son sus derechos, en qué momento y con quien pueden reclamarlos. El trabajo que hacemos sobre la investigación de Derechos Sexuales y Reproductivos se ha dado porque varias personas de nacionalidad haitiana se han acercado al departamento jurídico de la Fundación, con Javier Ignacio Núñez que es el Jefe de este departamento. Se han recibido denuncias personales. Ante eso, vimos la necesidad de hacer una investigación en terreno, entrevistando en diversas regiones y solicitando datos desagregados que hayan pasado por esterilizaciones en los hospitales. La investigación todavía está abierta, no la hemos cerrado, pero vemos que hay una amenaza y debemos ponerle lupa para ver cómo podemos con el sistema de salud chileno, mejorar la atención en cuanto a nuestras personas, es decir, con las de nacionalidad haitiana.
Para las mujeres haitianas que migran a Chile, la precarización laboral, el perfilamiento racial y un sistema monolingüe las sitúan en condición de evidente desventaja y de vulnerabilidad, porque tal como lo asegura Michel puedes ser negra de cualquier otra parte y te tratan mucho mejor, pero al saber que tú eres de Haití, eres una persona mucho más precarizada y violentada. Tuvimos que estar allí, mencionando que somos sujetos de derecho y que nos tienen que respetar, como también hemos visto la precarización en el acceso para un puesto laboral, ya que en nuestro país no es fácil estudiar ni terminar una carrera. Nos enfrentamos a puestos laborales precarizados y abusivos.
Actualmente, Cijys encabeza una importante investigación sobre los derechos reproductivos de las mujeres haitianas y empobrecidas de Chile. El trabajo de acompañamiento ha arrojado una hipótesis sobre posibles esterilizaciones forzadas, promovidas por el Estado Chileno como una práctica de contención poblacional.
La lengua es un factor determinante para comprender el efecto diferenciado de la violencia racial. Hace falta enfatizar en cómo la barrera idiomática es una forma de deshumanizar los cuerpos de las mujeres en contextos de movilidad humana. Tocar el punto de las mujeres negras es muy importante cuando no hablas español y estás en una región cuyos países hablan español. Ahí es donde se complica, entonces un enfoque con justicia lingüística es lo que también podría mejorar nuestro acompañamiento.
Ni las lenguas ni los cuerpos negros mueren por causa natural, siempre son desahuciados por las garras de la antinegritud y el inagotable odio racial. En medio de la penumbra, siempre existirían mujeres como Nikole Dgongala y Michel Joseph, brújulas que guían entre las turbulencias de lo lejano. Acompañar y nunca abandonar, así forjamos nuestra ancestralidad en tiempos de capitalismo rapaz.
Una relfexión de Ana Hurtado