Surcar la Academia: docencia afromexicana y universidad pública en México.

En México el 15 de mayo se conmemora el Día Nacional del Maestre, en el marco de esa celebración, consideré importante reflexionar sobre cómo la desigualdad racial se refleja en la conformación de plantas docentes en el nivel de educación superior. Cabe mencionar que los criterios para formular este planteamiento partieron de llevar al centro el problema de la precarización laboral, es decir, no sólo consideré a las personas que pertenecen formalmente a instituciones de educación superior, sino que también contemplé a quienes desempeñan labores docentes en espacios descentralizados o “informales”, esto incluye a quienes— de manera autónoma o independiente— desarrollan programas de formación complementaria con poblaciones de los 18 hasta los 30 años de edad, considerando que tal rango etario es la media de los estudiantes de educación superior. 

Precisamos tener claridad de que, aun cuando la composición del estado nación mexicano es pluricultural, persiste un profundo desconocimiento sobre la diversidad identitaria. El censo de población del 2020 fue el primero en integrar la pregunta de autopercepción para generar, por primera vez, datos estadísticos sobre la población afordescendiente/afromexicana. Sin embargo, la lectura folclorizante de la presencia afro en la historia de México ha provocado un tipo de estancamiento, que obstaculiza el avance sustancial de marcos normativos para proporcionar respuestas al problema de la violencia racial en el país. Primeramente, porque existe una resistencia a nombrar y tipificar el racismo, y lo que se refleja en un desinterés generalizado de las instituciones federales y estatales para ejecutar acciones de reparación y compensación dirigidas a la comunidad afrodescendiente. 

Dentro del sistema educativo mexicano, la violencia racial se manifiesta de diversas formas. En el alumnado, por ejemplo, se han registrado casos de agresiones físicas extremas que han puesto en peligro la vida de niñes y adolescentes; en lo que a la docencia respecta, hay una violencia institucional que impide el acceso a plazas de investigación de tiempo completo, puestos directivos o condiciones dignas para la contratación de personal. Si bien es cierto que a nivel nacional la docencia es una de las profesiones menos valoradas, también es cierto que el factor racial agudiza el problema de las disparidades. 

Debemos considerar que la precarización y la falta de acciones afirmativas, afectan las oportunidades de inserción laboral y desarrollo profesional. Esta nota de investigación persigue dos objetivos específicos: 1) obligar a la Secretaría de Educación Pública para que integre la justicia racial como un enfoque en los diseños curriculares y 2) combatir el estigma social de la pobreza, el cual, por cierto, sirve como una pantalla para encubrir las constantes vulneraciones a los derechos humanos, sociales, económicos y culturales de las personas afrodescendientes en México. 

Estigmatizar y racializar la pobreza ha sido estratégico en la base del mestizaje, sobre ella se han erigido las pautas paternalistas y asistencialistas de la política pública, fracasando rotundamente, en el mejoramiento progresivo en la calidad de vida de pueblos y comunidades originarias, afrodescendientes e incluso, migrantes. Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se popularizó el uso discursivo de la educación intercultural, no obstante, la política educativa no reformó sus cimientos monolingüistícos y coloniales. Pese a que hubo un cambio en el modelo educativo mediante la Nueva Escuela Mexicana, no ha sido posible constituir grupos de trabajo especializados en el diseño e implementación de Acciones Afirmativas. El cambio en los modelos educativos no es equiparable al diseño que requieren  las Acciones Afirmativas y ahí estriba todo el debate sobre la justicia racial. 

Tenemos datos estadísticos, ¿ahora qué?

Un logro indiscutible del movimiento afromexicano fue el reconocimiento constitucional en el 2019 y la inclusión de la pregunta en el Censo de Población del 2020. Gracias a la lucha de lideresas, colectivos, organizaciones y líderes, sobre todo de la región de Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, así como de algunos pueblos de Veracruz, hoy tenemos datos cuantitativos de la población afrodescendiente. Aunque se tiene conocimiento del sesgo de estas cifras, es valioso mencionar que hay una exigencia no cumplida por parte del estado mexicano, y es la de hacer funcionar esos datos mediante la desagregación y la aplicación positiva de los mismos en el planteamiento de acciones específicas que reviertan la desigualdad estructural en el acceso a la educación y al mismo tiempo, ponga en el debate público la importancia de robustecer acciones afirmativas enfocadas en la reducción de la violencia racial en los entornos educativos y laborales. 

Academia afromexicana: una Política Educativa Antirracista a discusión

Entre los sesgos de esta data, encontramos lagunas en el análisis de perfiles demográficos, por ejemplo, a ciencia cierta no sabemos cuántes profesores afrodescendientes están adscritos a instituciones de nivel superior en el sistema de educación pública, mucho menos las condiciones en las que laboran. En una encuesta focal con docentes afromexicanes/ afrodescendientes, realizada por el Centro de Estudios Afromexicanos Tembembe A.C, los principales retos que enfrentan los profesores afros –que pertenecen a algún centro educativo o que lideran proyecto de educación popular– son:

  • Falta de oportunidades laborales.
  • Currículas con perspectiva afrocentrada.
  • Lineamientos para asegurar la permanencia frente a grupo o formar parte de cuerpos de investigación.

Por otra parte, también coinciden en reconocer que no existe una paridad en los procesos de contratación y composición de las plantillas docentes, aun cuando poseen trayectoria académica especializada y experiencia profesional frente al grupo y en el desarrollo de ejes de investigación y diseño de planes con perspectiva intercultural y antirracista. Otra cuestión importante, es que el 95% de les encuestades declararon no haber tenido maestres o referentes afros durante su formación profesional. En lo que a los esquemas laborales respecta, el 50% tiene un contrato por tiempo determinado y, el otro 50% tiene contrato sin prestaciones de ley. En lo relativo a protocolos de acompañamiento, denuncia o intervención ante casos de violencia racial el 50% desconoce si existen en los centros donde laboran, 25% reconoce que no los hay, y el 25% restante declara que existen esfuerzos por desarrollarlos. 

En la práctica, 75% de les docentes han atestiguado casos de violencia racial por motivos de lengua, fenotipo, estigma y género. Así mismo, el 40% desconoce sobre el funcionamiento de protocolos para estos casos, 20% sólo tiene conocimientos técnicos de algunas herramientas, pero no el acceso a la infraestructura para hacerlas efectivas, el 40% restante puede realizar orientaciones oportunas y pertinentes. Ante este panorama, es imperioso que la política educativa atraviese por un proceso de transformación, donde la cultura de la no discriminación sea parte de los troncos comunes de los planes curriculares. 

No basta con cambiar insumos como los libros de texto gratuitos, se necesitan acciones afirmativas que reconozcan, encaren y atiendan la violencia racial. En el contexto de México, una política educativa antirracista, ante todo, debe perseguir el cumplimiento de planes estratégicos compensatorios que comiencen por regular oportunidades de manutención para les estudiantes, promover las cuotas diferenciadas y revisar los lineamientos de contratación para universalizar condiciones mínimas de dignidad y justicia económica para aumentar profesorados afrodescendientes en las instituciones de Educación Superior que aseguren representaciones en la esfera académica, con igualdad de oportunidades y de estímulos para la creación e investigación.

¡Si existen!: trayectorias y proyectos de docentes afros en México

Doctorante en el Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en el campo de investigación de Ciencias de la Comunicación; como parte de sus estudios de posgrado, actualmente realiza la investigación: La representación de las mujeres afromexicanas en las telenovelas mexicanas: la racialización de su identidad como una manifestación de la violencia mediática.

Maestra en Estudios Latinoamericanos por la UNAM y licenciada en Ciencias de la Comunicación, por la misma entidad académica. Profesora del Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación y del Sistema de Universidad Abierta y a Distancia de la FCPyS UNAM.

Es parte de la Coordinación Académica del Diplomado en Comunicación con Enfoque en Derechos Humanos y Perspectiva de Género de la FCPyS UNAM.

Coautora de los libros: Voces de las universitarias para los nuevos tiempos. Testimonios sobre género y pospandemia; Análisis de la Reforma en Telecomunicaciones; Política, comunicación y ética. Deslegitimación del Estado mexicano (arbitrados a doble ciego por la UNAM);  Memorial de Chiapas: pedacitos de historia (editado por La Jornada) y Situación socioeconómica, política y de violencia de las mujeres mexicanas.

Líneas de investigación:

  • Derechos humanos de las mujeres, adolescentes y niñas afromexicanas y su lucha contra el racismo
  • Violencia política contra las mujeres en razón de género
  • Comunicación política y diseño de campañas con perspectiva de género
  • Derechos Humanos de mujeres, niñas y adolescentes
  • Democracia y partidos políticos
  • Reformas político-electorales y democracia en México
  • Gobiernos de coalición y régimen político

Conclusiones

Ahora que estamos en vísperas de una transición democrática, debemos asumir el compromiso en el desarrollo de Acciones Afirmativas desde un diálogo con sociedad civil y académiques afromexicanes. Con el propósito, a largo plazo, de mejorar las condiciones de profesionalización y generación de datos positivos, que se reflejen en la reparación de condiciones educativas y laborales para imaginar espacios educativos libres de violencia racial. Por último, la Política Educativa necesita fortalecer la asignación presupuestal, abriendo fondos, vacantes y cuotas para impulsar el desarrollo de investigaciones y producciones creativas de profesionales afrodescendientes. Dichas acciones compensatorias serían la antesala de los proyectos de reparación, pues son indicadores en un contexto donde la violencia racial existe, pero el racismo no. 

Una reflexión de Ana Hurtado

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