• ¿Borrarnos dos veces? La guerra de Trump contra la Historia Negra y la Verdad del Sur

    ¿Borrarnos dos veces? La guerra de Trump contra la Historia Negra y la Verdad del Sur

    Desde las cabañas de las personas esclavizadas hasta las figuras de la Resistencia, el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana da cuenta de nuestra historia del Sur. Una de las recientes ordenes ejecutivas del presidente intenta silenciarnos –otra vez–.

    En el corazón de Washington D.C se encuentra el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana –un monumento a la verdad– un lugar donde el dolor, el orgullo y el poderoso pasado del Sur es preservado a la vista de todes. 

    Al caminar entre las salas se encuentran desde cabañas de personas que fueron esclavizadas en Carolina del Sur, la Biblia de Nat Turner, y el féretro de Cristal de Emmett Till, el joven de 14 años que fue linchado en Mississippi. No se trata de lecciones abstractas, son pruebas concretas del sufrimiento, la sobrevivencia y la transformación del Sur. Se trata de objetos sagrados.

    Ahora, tales elementos han sido tachados como “problemáticos” por el presidente, quien se ha inclinado por restaurar estatuas confederadas en lugar de reconocer la verdad de la Historia Negra en el Sur.

    Lamentablemente esto lo hemos visto antes. Después de la Guerra Mundial, la libertad negra del Sur no fue honrada, sino invisibilizada. Los monumentos confederados se erigieron para reemplazar la Reconstrucción con el revisionismo, en el marco de la supremacía como valor. Reemplazar la verdad con mitología fue el primer borramiento. Calificar de «divisiva» la verdad expuesta en instituciones como el MNHCA es el segundo intento.

    Las manchas son imborrables

    Recientemente, Donald Trump firmó una orden ejecutiva titulada “Restaurando la verdad y la sanidad de la Historia Americana”. La orden, dirigida por el Instituto Smithsoniano, ordena remover exhibiciones y materiales educativos considerados “impropios, divisivos, o anti americanos”. ¿El primero en la lista? El Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, que ha sido atacado por su propio nombre.

    De acuerdo con la Orden Ejecutiva, el Secretario Smithsoniano, Lonnie G. Bunch III, envió un mensaje al personal para refrendar el compromiso del Instituto con la investigación y la historia inclusiva. 

    “Nosotros permanecemos firmes en nuestra misión… libres de partidos, para ayudar a la ciudadanía americana a entender mejor la historia, los desafíos y triunfos de nuestra nación.”

    La orden critica al Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana por sugerir que conceptos como “individualismo” o “familia nuclear” han sido históricamente racializados.Se acusa que el Museo promueve ideología en lugar de educación. Pero, en realidad lo que hace es criminalizar el contexto,  un antecedente peligroso para cualquiera que busque decir la verdad sobre la raza, la historia y el poder en Estados Unidos.

    Incluso Michael Steele, republicano negro, ha calificado esta orden ejecutiva como un intento por reescribir la historia: “Podemos dejar de engañarnos a nosotros mismos con la pretensión de que algo de esto está bien” declaró Steel. “La historia no es ideología, son hechos. Es historia; no importa cuanto Trump y los Republicanos de MAGA intenten blanquearla, lo siento, las manchas son imborrables.”

    La OE de Trump también insta al Departamento del Interior a restaurar los monumentos Confederados, estatuas y símbolos que fueron derribados o dañados desde el 2020 –muchos de ellos en respuesta a las protestas masivas por el asesinato de George Floyd–.

    El Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana fue diseñado con la Verdad del Sur. Desde la resistencia en la época de la Reconstrucción hasta el movimiento por los derechos civiles, las salas del museo hacen eco de la historia de las personas que fueron esclavizadas, aparceros, estudiantes, pastores, artistas y luchadores por la libertad. Dentro del mismo se encuentra la historia de Autherine Lucy, la primera estudiante negra que fue admitida en la Universidad de Alabama, quien tras enfrentar acoso y violencia fue expulsada tres días después, justificando su “protección”.

    El primer borramiento ocurrió cuando aquellos monumentos que fueron construidos bajo falsas pretensiones, acabaron por glorificar hombres que lucharon por mantener a las personas negras en condiciones de esclavitud. Ahora, el segundo borramiento consiste en amenazar a esos espacios que se han atrevido a contar la verdad.

    La Reinstauración Confederada: un precedente peligroso en el Sur

    Al pugnar por la restauración de las estatuas Confederadas, tal como lo estipula la OE, se envía un mensaje a los estados del Sur, de que ahora se cuenta con el respaldo institucional para dar marcha atrás.

    Esto es:

    • Los monumentos de esclavistas y traidores pueden volver a ser instalados en los parques públicos y en los jardines de los juzgados.
    • Los estados del Sur se sentirán con el valor de redoblar su retórica en nombre del “patrimonio”.
    • Los consejos escolares y los museos locales podrían verse presionados para suavizar o eliminar relatos verdaderos sobre la esclavitud, la segregación y la resistencia.
    • Esto no es sobre “preservar la historia”, es sobre preservar el poder mediante la distorsión.

    No mientras el sur lo vigile

    Mientras esta orden ejecutiva intenta borrar la verdad y llevar esto hasta las últimas consecuencias, los líderes del Sur están dejando en claro una cuestión: veremos qué sucede y nos negaremos a estar en silencio.

    “Borrar la ‘ideología impropia’ significa borrar el valor de la historia y de las historias de nuestros ancestros”, advirtió el Congresista de Mississippi, Bennie G. Thompson. “Es claro que JD Vance y toda la administración de Trump son un gran peligro”. El abogado por los derechos civiles, Ben Crump, originario de Florida, recordó que es lo que está verdaderamente bajo amenaza: “El Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana cuenta la verdad sobre el pasado de nuestra nación. Sin embargo, una nueva orden  ejecutiva ordena remover la “ideología divisiva” y señala al MNHCA”.

    En Texas, la Congresista Jasmine Crockett, denunció la hipocresía: “Primero Trump borra cualquier referencia de la diversidad desde el presente, ahora intenta hacer lo mismo desde nuestra historia. Déjenme dejarlo muy claro, usted no puede borrar nuestro pasado y, sobre todo, no puede detenernos en el futuro.” Por su parte,  Troy A. Carter, miembro del Congreso de Luisiana defendió el Museo Nacional: “Nuestra historia es la Historia Estadounidense y es esencial. Nuestras memorias cuentan. Nuestras contribuciones ayudaron a levantar esta nación. No me quedaré callado.”

    Autoría: Quintessa L. Williams| IG: willi_quinn.

    Traducción: Ghana Hurtado.

    Este texto fue originalmente publicado en inglés el 29 de marzo de 2025, en el medio 13th & South.

  • La ley antiaborto de Georgia forzó a una familia negra a mantener con vida el cuerpo de su hija con muerte cerebral durante 90 días

    La ley antiaborto de Georgia forzó a una familia negra a mantener con vida el cuerpo de su hija con muerte cerebral durante 90 días

    Georgia, EE. UU. – El caso de Adriana Smith, una mujer afroestadounidense de 26 años, ha reabierto un debate urgente en torno al racismo estructural, la violencia institucional y sobre todo, la violencia obstétrica, que enfrentan las mujeres negras en Estados Unidos. En enero de 2024, Adriana fue declarada con muerte cerebral tras una emergencia médica durante el primer trimestre de su embarazo. Aunque ya no había posibilidad de recuperación, el hospital se negó a retirarle el soporte vital debido a la ley antiaborto vigente en Georgia, que prohíbe la interrupción del embarazo desde la concepción sin excepciones claras, incluso en casos de muerte cerebral.

    Durante más de tres meses, el cuerpo de Adriana fue mantenido artificialmente con vida contra la voluntad de su familia, que veía cómo el sistema médico y legal negaba su humanidad, su autonomía y su dignidad, incluso en un caso tan extremo y doloroso como este.

    Este caso no es una excepción, sino un síntoma de un sistema que niega permanentemente la agencia y el consentimiento de las personas negras. Tal como denunció la organización Reproductive Freedom for All, esta situación constituye una “pesadilla legal” que refleja cómo las leyes antiaborto extremas no solo criminalizan decisiones médicas, sino que también anulan la voluntad de familias enteras, instrumentalizan cuerpos y despojan a las mujeres más vulneradas de su derecho a morir con dignidad.

    En un país donde la mortalidad materna afecta desproporcionadamente a las mujeres negras —quienes tienen tres veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con el embarazo que las mujeres blancas—, esta situación no puede analizarse si no es desde un enfoque interseccional. Adriana Smith no sólo fue víctima de una legislación misógina, sino también de un sistema de salud y justicia que históricamente ha marginado, patologizado, controlado y medicado los cuerpos negros.

    Las leyes antiaborto en EE. UU., recrudecidas tras la anulación de Roe v. Wade en 2022, no se aplican de forma neutral. Sus consecuencias más devastadoras las sufren mujeres negras, migrantes, de bajos recursos y de comunidades rurales. Este caso es un llamado de atención sobre cómo el racismo institucional se entrelaza con el fundamentalismo conservador para perpetuar formas contemporáneas de violencia obstétrica y reproductiva.

    Para los feminismos negros, la historia de Adriana representa un grito de denuncia y una demanda urgente: la justicia reproductiva para las mujeres negras está muy lejos del panorama. Por eso, abogamos por una justicia que garantice no solo el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, sino también el derecho a vivir —y a morir— con dignidad.

    Fuente: Reproductive Freedom for All

  • Parir bajo amenaza: mujeres haitianas son detenidas y deportadas desde hospitales en República Dominicana

    Parir bajo amenaza: mujeres haitianas son detenidas y deportadas desde hospitales en República Dominicana

    En una alarmante escalada de violencia institucional, el gobierno de la República Dominicana ha intensificado las deportaciones de mujeres haitianas embarazadas y recién paridas, así como de sus bebés, en una serie de redadas realizadas en hospitales públicos. Estas acciones, emprendidas bajo la administración del presidente Luis Abinader, han sido condenadas por organizaciones internacionales y activistas como una vulneración flagrante de los derechos humanos y una manifestación del racismo estructural y el antihaitianismo en República Dominicana.

    Una política de terror en los hospitales

    Desde abril de 2025 las autoridades dominicanas han llevado a cabo operativos en al menos 33 hospitales del país, deteniendo a mujeres haitianas en pleno proceso de atención médica. En el primer día de estas redadas, fueron arrestadas 48 mujeres embarazadas y 39 que acababan de dar a luz, junto con 48 menores de edad, quienes fueron deportades sin ninguna posibilidad de apelación .

    Estas acciones han exacerbado el miedo en las mujeres migrantes haitianas, quienes temen acudir a los servicios de salud por el riesgo de ser detenidas y deportadas. Según William Charpentier, coordinador de la Mesa Nacional para las Migraciones y Refugiados en República Dominicana, esta política “constituye realmente una violación de los derechos humanos” y pone en riesgo la vida de las mujeres, quienes piensan que luego de ir al hospital a dar a luz van a ser deportadas.

    Denuncias internacionales y consecuencias sanitarias

    Expertos de la ONU han expresado su alarma por estas prácticas discriminatorias, que incluyen intimidaciones, detenciones y deportaciones de mujeres migrantes haitianas embarazadas o que han dado a luz recientemente, junto a sus bebés. Estas acciones violan el principio de no devolución, consagrado en la Convención contra la Tortura y otros tratados internacionales, y someten a las mujeres e infancias migrantes haitianas a riesgos de devolución y abusos contra los derechos humanos, sin una evaluación individualizada y objetiva del riesgo.

    Además, el miedo a la deportación ha disuadido a muchas mujeres de buscar atención médica, lo que ha tenido efectos negativos en su salud y en la de sus bebés. La falta de seguimiento prenatal y postnatal adecuado ha aumentado los riesgos de complicaciones durante el embarazo y el parto, así como de mortalidad materna e infantil, constituyendo una forma particular de violencia obstétrica hacia las mujeres migrantes haitianas.

    A pesar de las condenas internacionales el gobierno dominicano ha mantenido su postura y ha intensificado las deportaciones, utilizando un discurso antimigratorio y antihaitiano que le ha favorecido políticamente. Esta situación refleja una crisis humanitaria que ha sido ignorada por la comunidad internacional, que ha mostrado una falta de voluntad política para intervenir y proteger los derechos de las mujeres e infancias haitianas afectadas.

    Una lucha por la dignidad y la justicia

    Esta crisis no solo constituye una violación sin precedentes de los derechos humanos, sino también una manifestación de la violencia estructural que enfrentan las mujeres afrodescendientes, especialmente las mujeres haitianas, en el Caribe. Se trata de una expresión del racismo y el patriarcado que buscan controlar los cuerpos de las mujeres migrantes, negándoles el derecho a decidir sobre su salud y su maternidad.

    Desde el movimiento negro y feminista es fundamental visibilizar esta problemática, y exigir justicia para las mujeres haitianas afectadas. Como organizaciones y movimientos sociales es urgente ejercer presión al gobierno dominicano para que cese esta, y todas las otras medidas institucionales inhumanas contra la población haitiana, y garantice el acceso de todas las mujeres a servicios de salud seguros y gratuitos, sin discriminación por su origen, estatus migratorio o pertenencia étnico-racial.

    Fuente: Noticias – Naciones Unidas

  • Jueza de la ONU es condenada a seis años de cárcel por esclavizar a una joven ugandesa en el Reino Unido

    Jueza de la ONU es condenada a seis años de cárcel  por esclavizar a una joven ugandesa en el Reino Unido

    La jueza de Naciones Unidas, Lydia Mugambe, fue condenada este viernes a 6 años y cuatro meses de cárcel en un tribunal inglés por someter a trabajo esclavizado a una joven ugandesa en el Reino Unido.

    La jueza de Naciones Unidas Lydia Mugambe fue condenada este viernes a 6 años y cuatro meses de cárcel en un tribunal inglés por someter a trabajo esclavizado a a una joven ugandesa en el Reino Unido.

    Una corte del condado de Oxford (oeste de Londres) dictó esta sentencia tras haber hallado culpable el pasado 13 de marzo a la prestigiosa abogada de Uganda, que fue magistrada en su país y ocupó varios cargos a nivel internacional, entre ellos para Naciones Unidas.

    Durante el proceso, la Fiscalía dijo que Mugambe, de 50 años y que estudiaba para un doctorado en la Universidad de Oxford, “se aprovechó de su estatus” con respecto a la víctima obligándola a trabajar en su hogar y a hacer de niñera de forma gratuita.

    El juez David Foxton dijo al anunciar el fallo que se trata de “un caso muy triste”, donde la acusada, pese a haber trabajado en la defensa de los derechos humanos, “no demostró ningún remordimiento” por sus actos e incluso trató de culpar a la joven, que no puede ser identificada por motivos legales.

    En una declaración leída ante el tribunal, la fiscal, Caroline Haughey, afirmó que la víctima vive “en un estado de casi constante terror” debido a la influencia que Mugambe tiene en Ruanda, y cree que no podrá volver a su país por temor a represalias.

    Mugambe fue hallada culpable en marzo de “conspirar para facilitar una infracción de la ley de inmigración; posibilitar el viaje (de la víctima) con vistas a la explotación; obligar a una persona a trabajar y conspirar para intimidar a un testigo”.

    La Fiscalía expuso durante el juicio que la abogada “se aprovechó de la falta de comprensión de la joven sobre su derecho a un empleo pagado y la engañó con el propósito de que viniera al Reino Unido”, lo que hizo en colaboración con el vicecomisionado ugandés, John Leonard Mugerwa.

    La intención de Mugambe fue, según la acusación, “lograr que alguien le hiciera la vida más fácil al menor coste posible”.

    La jueza ugandesa, por su parte, negó que obligara a su compatriota a trabajar y aseguró que “siempre” la trató con cariño, cuidado y paciencia.

    Fuente: Aristegui Noticias


  • El gobierno de Trump elimina la prohibición de las instalaciones segregadas en los contratos federales

    El gobierno de Trump elimina la prohibición de las instalaciones segregadas en los contratos federales

    La administración de Donald Trump eliminó una prohibición explícita de ‘instalaciones segregadas’ como salas de espera, restaurantes y bebederos para contratistas federales, según un memorando emitido por la Administración de Servicios Generales de Estados Unidos.

    El memorándum se emitió durante febrero, pero los medios de comunicación tomaron nota de él durante abril, después de un informe de NPR.

    Desde que asumió el cargo el 20 de enero, Trump ha tomado múltiples medidas destinadas a desmantelar los programas de diversidad, equidad e inclusión en el gobierno federal y el sector privado.

    En una de esas órdenes ejecutivas, Trump revocó las políticas ejecutivas que databan de 1965 sobre la igualdad de oportunidades de empleo, las acciones ambientales diseñadas para proteger a las comunidades racializadas y los esfuerzos de “equilibrio de la fuerza laboral” de contratistas federales basados en la raza, el género y la religión.

    La acción de 1965 tenía como objetivo poner fin a las prácticas discriminatorias en la contratación y el empleo por parte de los contratistas del gobierno de los Estados Unidos.

    El memorándum del 15 de febrero decía que estaba haciendo cambios impulsados por esa orden ejecutiva de Trump. El memorándum declara que “al emitir nuevas solicitudes o contratos”, las agencias civiles ya no deben incluir la disposición y cláusula sobre la “Prohibición de Instalaciones Segregadas”.

    Las leyes federales y estatales aún prohíben la discriminación y la segregación, y aunque el paso del memorándum fue simbólico, los defensores de los derechos civiles lo señalaron como parte de una tendencia en la formulación de políticas de Trump. A su vez, señalaron que cualquier paso que pudiera dar la impresión de retroceder el reloj de la segregación racial no era bienvenido.

    “Si bien la segregación sigue siendo ilegal, este cambio envía un mensaje claro”, dijo el abogado de derechos civiles Ben Crump.

    Los defensores de derechos humanos dicen que las medidas que Trump está tratando de desmantelar tenían como objetivo reparar a los grupos marginados, y abordar los efectos continuos de la desigualdad histórica y generacional.

    Mientras tanto, Trump y sus aliados defienden sus acciones diciendo que sus órdenes tienen como objetivo eliminar lo que llaman ‘discriminación contra otros estadounidenses’, refiriéndose en realidad a la gente blanca y los hombres.

    Fuente: Forbes México con información de Reuters

  • “Desde la raíz: Esii Dam y el poder del autocuidado afro” La historia detrás de Esii Dam y su aceite capilar revolucionario

    “Desde la raíz: Esii Dam y el poder del autocuidado afro” La historia detrás de Esii Dam y su aceite capilar revolucionario

    ¿Quién está detrás de Esii Dam?

    Soy Inmaculada Anguesomo Asumu,  de Guinea Ecuatorial, mujer bantú y apasionada con la idea de realizar y cuidar nuestra belleza natural,especialmente en lo que refiere a la piel y a nuestro cabello afro. Comparto contenido sobre el cabello afro desde 2015 y no ceso de formarme y de  buscar soluciones eficaces para dar respuestas a las distintas inquietudes que se nos presentan en cuanto al cuidado del cabello natural.

    Esii Dam para mí es la concienciación del autocuidado de mi cabello como mujer negra con textura afro 4C, y que si es mío, sale de mí , lo natural es que sepa cuidar de él.

    ¿Cuál fue el proceso de creación de tu nuevo aceite capilar y qué ingredientes lo hacen especial para el cabello afro?  

    Todo empezó con la idea de aportar los mejores cuidados para nuestra textura afro, eligiendo los distintos tipos de aceites según su composición para cuidar el cabello de dentro a afuera . Como farmacéutica, la base en química refuerza la formulación de mis productos. En 2020 elaboraba desde casa y tres años después di el paso a la elaboración en un laboratorio de fabricación a terceros. Los ingredientes son 100% de origen natural, reconocidos aceites usados en nuestra comunidad .

    ¿Qué distingue tu aceite capilar de otros productos similares en el mercado?  

    Diría que la elección de los distintos aceites , la combinación y sinergia que hacen en la fibra capilar .

    ¿Cómo crees que tu marca contribuye a la educación sobre el cuidado del cabello afro y a la representación en la industria de la belleza?

    La representación ahí afuera siempre ha sido un arma potente. Cuando vemos lo que se asemeja a nosotres en la tele o redes sociales nos inspira y transmite un mensaje de identidad y de fortaleza para seguir en el presente y transmitirlo hacia las futuras generaciones.

    ¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado como emprendedora negra en este sector y qué lecciones has aprendido?

    El desafío principal es, después de la idea, la materialización de la misma: tener todos los recursos necesarios para verlo hecho realidad (la formulación que es el pilar del producto, elección diseño de la etiqueta, elección del envase, el registro legal del producto, la puesta en marcha de la comercialización, marketing)… El camino puede ser largo pero apasionante, se aprende mucho en el proceso.

    ¿Cuáles son tus planes a futuro para la marca y cómo esperas que evolucione la percepción del cabello afro en la sociedad?

    Los planes a futuro de Esii Dam son de ampliar la gama para el cuidado completo de nuestro cabello y que sean productos asequibles para todas las familias afros.

    ¿Cómo ha respondido la comunidad afro a tu marca y qué impacto esperas generar con tu aceite capilar?  

    La comunidad afro me ha animado mucho , me han apoyado desde mi inicios. Mi familia , amigues , y personas que aprecian la iniciativa desde su comienzos, con quienes estoy muy agradecida.

    ¿Tu producto está elaborado con ingredientes sostenibles? ¿Cómo manejas la responsabilidad ambiental de tu marca?

    Sí, todos los ingredientes usados son todos de origen natural y vegetal (0% siliconas,0% derivados de petróleo y 0% parabenos). En este primer lanzamiento, probamos no añadir perfumes sintéticos, sino los propios de los aceites esenciales que lleva en muy bajas concentraciones. 

    ¿Qué estrategias has utilizado para posicionar tu aceite capilar en el mercado y conectar con tu público objetivo?

    La estrategia principal fue de dar respuesta a las necesidades cotidianas de nuestra textura afro, como el peinar por ejemplo, y a concienciar que nuestro cabello es igual de hermoso, y que no hay cabello feo sino el que no se cuida .

    ¿Qué consejos le darías a otras mujeres negras que desean emprender en la industria de la belleza y el cuidado capilar?  

    Mi consejo a las mujeres negras que deseen emprender en esta industria es que si lo visualizan, que se lancen, pero que también le añadan formación para ofrecer productos de calidad con base profesional, y así seguir cuidando no solo de nuestro cabello, sino también velar por la salud integral.

    ¿Cómo podemos conseguir tu aceite capilar?

    El aceite capilar MEGA está disponible en Amazon. Pueden conseguirlo

    Una entrevista de Adela Obono

  • El trasfondo racista y las ‘fake news’ tras la criminalización global de la marihuana en 1937. 

    El trasfondo racista  y las ‘fake news’ tras la criminalización global de la marihuana en 1937. 

    La prohibición de la marihuana en Estados Unidos no fue el resultado de estudios científicos sobre sus efectos en la salud pública. Fue, más bien, una herramienta de persecución racial impulsada por la desinformación y el racismo institucional. En el centro de esta historia se encuentra Harry Anslinger, el primer director de la Oficina Federal de Narcóticos, quien convirtió la guerra contra la marihuana en un arma contra afrodescendientes, migrantes y músicos de jazz. 

    Desde los años 30, Anslinger impulsó una narrativa basada en el miedo y la xenofobia. Alegaba que la marihuana hacía que las personas mexicanas se volvieran violentas y que convertía a los hombres negros en “asesinos y violadores”. También testificó ante el Congreso que el consumo de cannabis llevaba a las mujeres blancas a “buscar relaciones sexuales con negros, artistas y otros”. En su cruzada moral, Anslinger también calificó la música jazz como “satánica” y promovió la idea de que los músicos negros estaban propagando “música degenerada” bajo los efectos de la marihuana. 

    Para reforzar su campaña, utilizó historias sensacionalistas sin fundamentos. Se propagaron informes que describían a los consumidores de marihuana como personas que perdían la razón y se convertían en asesinos implacables. Se hablaba de soldados y prisioneros mexicanos volviéndose “más salvajes que las bestias” después de fumar marihuana. Estas mentiras fueron el pretexto perfecto para que en 1937 se aprobara la Marijuana Tax Act, una ley que criminalizó el cannabis y sentó las bases para décadas de encarcelamiento masivo, principalmente de comunidades racializadas. 

    De una guerra anti negra a una guerra anti comunista. 

    Lo que comenzó como una política doméstica de persecución racial pronto se convirtió en una herramienta de influencia geopolítica. La prohibición de la marihuana no solo fue una estrategia interna de control social en EE.UU., sino que también se expandió a nivel global, en gran parte gracias a la Doctrina Monroe y a la política intervencionista de Washington en América Latina y otras regiones del mundo. 

    Desde el siglo XIX, la Doctrina Monroe estableció la idea de que el hemisferio occidental era una zona de influencia exclusiva de Estados Unidos, justificando así su intervención en los asuntos internos de los países latinoamericanos. Con la llegada de la Guerra Fría, EE.UU. reforzó su control sobre la región bajo el pretexto de combatir el comunismo, y dentro de esa estrategia, el narcotráfico —incluyendo la marihuana— se convirtió en una excusa perfecta para militarizar gobiernos, fortalecer dictaduras afines y justificar intervenciones. 

    Anslinger, quien ya había logrado criminalizar la marihuana en EE.UU, llevó su cruzada a la esfera internacional. En la década de 1940 fue un actor clave en la redacción de tratados internacionales sobre drogas y en la creación de convenciones de la ONU que impusieron las políticas prohibicionistas en todo el mundo. Países de América Latina y el Caribe, bajo presión estadounidense, comenzaron a replicar leyes antidrogas que castigaban severamente el consumo y la producción de marihuana, impactando de manera desproporcionada a personas campesinas e indígenas, quienes habían usado la planta con fines medicinales y culturales durante siglos. 

    En los años 70, con la Guerra contra las Drogas declarada por Richard Nixon y la consolidación de la DEA (Drug Enforcement Administration), Estados Unidos reforzó su presencia en América Latina con operaciones como el Plan Cóndor y, posteriormente, el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida, que convirtieron la lucha contra el narcotráfico en una estrategia militarizada de control territorial y político. Países como México, Colombia y Bolivia sufrieron las consecuencias de esta guerra, con comunidades enteras criminalizadas y economías locales desestabilizadas, mientras que el consumo de marihuana seguía aumentando en EE.UU. 

    En conclusión

    Estados Unidos sigue lidiando con las consecuencias de esta política hasta hoy en día : encarcelamientos desproporcionados de afrodescendientes y latinos, una industria del cannabis legal que excluye a las comunidades más afectadas por la prohibición, y una crisis carcelaria que sigue beneficiando a empresas privadas. 

    A nivel internacional, la prohibición de la marihuana sigue siendo un instrumento de dominación. Aunque algunos países han comenzado a legalizarla, la influencia de Estados Unidos en organismos como la ONU y la OEA ha dificultado cambios más profundos en la legislación global sobre drogas. Mientras en EE.UU empresas blancas multimillonarias lucran con la venta de cannabis legal, en América Latina miles de personas campesinas, negras e indígenas siguen siendo perseguidas y encarceladas por su cultivo. 

    La criminalización de la marihuana nunca tuvo que ver con la salud pública. Desde sus inicios, fue un proyecto racista e imperialista diseñado para controlar poblaciones específicas dentro y fuera de EE.UU. Y aunque la narrativa ha cambiado, sus efectos aún persisten en el sistema de justicia, la economía y las relaciones internacionales.

    Una reflexión de Jackson Jean

  • Nigeria declara estado de emergencia por el auge de productos para aclarar la piel: ¿Qué nos dice esto sobre el racismo estético?

    Nigeria declara estado de emergencia por el auge de productos para aclarar la piel: ¿Qué nos dice esto sobre el racismo estético?

    La presión por ajustarse a un ideal de belleza blanco y eurocentrado ha alcanzado niveles alarmantes en Nigeria, donde el uso indiscriminado de productos para aclarar la piel ha llevado al gobierno a declarar un estado de emergencia. Esta crisis no solo es sanitaria, es también un reflejo devastador de cómo el racismo estructural y el colorismo siguen afectando profundamente la salud, la autoestima y la vida de millones de personas negras, especialmente mujeres y niñas.

    La noticia se hizo más visible tras el reportaje a una madre en el norte de Nigeria, quien presionado por su entorno familiar comenzó a aplicar cremas blanqueadoras a sus seis hijos sin ninguna supervisión médica. Los resultados fueron trágicos: quemaduras, cicatrices permanentes y una huella psicológica difícil de borrar. En sus palabras: “Me di cuenta de que mi madre favorecía a los hijos de mi hermana en detrimento de los míos por su tono de piel, y eso hirió mucho mis sentimientos”.

    Este relato, lejos de ser un caso aislado, ilustra una realidad dolorosa. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 3 de cada 4 mujeres de piel oscura que usan productos para aclarar la piel lo hacen sin indicación médica. Y muchas veces, sin saber que estos cosméticos pueden contener componentes altamente peligrosos como hidroquinona, esteroides o incluso mercurio, con riesgos que van desde la irritación severa hasta el daño renal y neurológico.

    En Nigeria, como en tantos otros países con población mayoritariamente negra, las pieles más claras suelen asociarse con mayores oportunidades laborales, sociales, e incluso erótico afectivas. Una narrativa está tan arraigada, que incluso hay figuras públicas y celebridades que blanquean su piel sin esconderlo, y marcas que se lucran vendiendo “cremas aclaradoras”, desconociendo todos los efectos secundarios, físicos y emocionales, a raíz de este tipo de productos.

    Mientras tanto, el gobierno nigeriano ha comenzado a prohibir ciertos productos y a reforzar las campañas de concientización, aunque estas medidas no son suficientes si no se ataca el problema de raíz: el racismo estructural, la pigmentocracia y la concepción de la blanquitud como algo aspiracional.

    Fuente: BBC

  • El racismo en la hipersexualización del “perreo” o el “twerk” frente a la visión espiritual africana

    El racismo en la hipersexualización del “perreo” o el “twerk” frente a la visión espiritual africana

    En un mundo donde la danza es tanto una forma de expresión artística como un reflejo de la identidad cultural, ciertos bailes son celebrados mientras que otros son condenados. El perreo y el twerk, dos estilos de baile con raíces africanas, han sido sistemáticamente hipersexualizados en el imaginario colectivo. Sin embargo, esta percepción no es casualidad: responde a una larga tradición racista que ha deshumanizado y exotizado los cuerpos negros desde la colonización.

    Jules Ferry, arquitecto de la expansión colonial francesa, dejó claro cómo se percibían las poblaciones africanas en su época. En su discurso ante la Cámara de Diputados en 1885, justificó la colonización diciendo que “las razas superiores tienen un derecho sobre las razas inferiores”, perpetuando así la idea de que los pueblos africanos eran incivilizados. Esta mentalidad no solo se tradujo en la explotación de sus tierras y cuerpos, sino también en la distorsión de sus expresiones culturales.

    El perreo y el twerk han sido reducidos a simples movimientos sensuales, pero en realidad son herederos de una tradición africana tradicional donde el movimiento de las caderas simboliza la fertilidad, la conexión con la ancestralidad y el equilibrio con el universo.

    Perreo y twerk: un puente con la espiritualidad africana

    En el continente africano, las danzas que implican movimientos de cadera y pelvis tienen una función mucho más profunda que la simple diversión. En países como Costa de Marfil, el mapouka es un baile tradicional donde los bailarines mueven las caderas en un ritmo constante y enérgico. Este baile, que fue censurado en los años 90 en la televisión marfileña por considerarse indecente, en realidad forma parte de los rituales de fertilidad y celebración.

    En el vudú haitiano, las danzas rituales incluyen movimientos de cadera que no son simplemente “sexuales”, sino que forman parte de un diálogo espiritual con los los espíritus. Durante las ceremonias, quienes lo practican pueden entrar en trance mientras realizan estos movimientos, en un proceso que simboliza la comunicación con el mundo espiritual.

    Otro ejemplo es el gwoka de Guadalupe, un estilo de danza que combina tambores y movimientos rítmicos de cadera, utilizado históricamente como un medio de resistencia cultural contra la esclavitud. En Angola, el kizomba, que se baila en pareja con movimientos fluidos y sensuales de cadera, también proviene de estas tradiciones africanas que enfatizan la conexión entre los cuerpos como un acto de expresión y comunidad.

    El historiador guadalupeño Nioussérê Kalala Omotunde, experto en la historia africana, explicó en una de sus conferencias que la interpretación de estos bailes cambia según la perspectiva desde la que se analicen. Según él, en la visión espiritual africana el movimiento de las caderas no es algo vulgar, sino una celebración del nacimiento de la vida, en conexión con la rotación de los planetas y el universo.

    De África al Caribe y Estados Unidos: el legado en el perreo y el twerk

    El twerk, popularizado en la cultura afroestadounidense, tiene sus raíces en los bailes africanos traídos por los esclavizados al continente americano. En Nueva Orleans, el ‘bounce music’ de los años 90 incorporó estos movimientos, que luego se viralizaron a nivel mundial gracias a la industria del entretenimiento. Pero, ¿por qué cuando son las mujeres negras quienes lo practican es visto como algo vulgar, mientras que cuando es apropiado por artistas blancas se convierte en una moda?

    El perreo, característico del reggaetón, también proviene de este linaje de bailes africanos. En Puerto Rico y Panamá, donde el reggaetón tomó fuerza, la influencia de la música y las danzas africanas es innegable. La base rítmica del reggaetón, el dembow, viene directamente del dancehall jamaicano, que a su vez se inspira en los tambores africanos.

    El zouk y el kompa haitiano, con sus movimientos sensuales y circulares de cadera, también forman parte de esta herencia. Sin embargo, mientras bailes como el tango (apropiado por los blancos) o el vals, que implican contacto cercano entre los cuerpos, son vistos como elegantes, el perreo y el twerk son estigmatizados. Esta doble vara de medir responde a la mirada colonial que sigue condicionando nuestra percepción de lo negro.

    ¿Hipersexualización o resistencia cultural?

    El problema no es el perreo ni el twerk, sino la mirada con la que se los juzga. La hipersexualización de estos bailes es un reflejo de cómo el cuerpo negro ha sido históricamente despojado de su humanidad y reducido a un objeto de deseo. Sin embargo, cuando entendemos su origen y significado, queda claro que son expresiones de identidad, resistencia y conexión con un legado ancestral.

    Bailar no es un acto de provocación, sino de afirmación. Reconocer el perreo y el twerk como parte de la herencia africana es también una forma de descolonizar nuestra manera de entender el arte, el cuerpo y la historia.

    Una reflexión de Jackson Jean

  • Descolonizar el conocimiento es crucial para debatir la justicia climática

    Descolonizar el conocimiento es crucial para debatir la justicia climática

    Una parte significativa de la producción hegemónica del conocimiento, especialmente la producción científica eurocéntrica, continúa ejerciendo un fuerte control sobre las personas, los territorios, la sociodiversidad y los recursos naturales alrededor del mundo. Ese control no sólo es una consecuencia, sino también un reflejo de la colonización. En el pasado, el sistema económico colonial, basado en la esclavitud, fue alentado por la imposición de una visión única del mundo que relegaba y subordinaba los conocimientos locales. Hoy, esa dinámica sigue vigente, garantizando la existencia de ese dominio.

    La elaboración de categorías universales y simplificadas para definir modelos de desarrollo basados en datos y en una supuesta modernización de las ex-colonias ha ignorado otras formas de conocimiento. Esto sucede, especialmente, en temas como el combate de las emergencias climáticas y la desigualdad racial en contextos de riesgo ambiental.

    Con frecuencia, la cuestión racial es tratada como una externalidad que desconoce la relación con tales problemáticas. Además, se ha reforzado el papel histórico impuesto a los países de América Latina y África como espacios propicios para la extracción de valor mediante  la expropiación y comercialización de ecosistemas, obligándolos a responder a patrones de desarrollo dependientes que se remontan a las formas de dominación racial, económica y latifundista. 

    Tal es el legado laico y colonial de nuestra historia, que el Brasil de la actualidad integra el marco de exclusión, dominación y subordinación de personas por raza y género, con la aniquilación de sus espacios naturales, la degradación ambiental y la expropiación de derechos básicos, como “la pérdida de vivienda, de derechos sobre el cuerpo y de lugares políticos”, tal como lo afirma el cientista y filósofo Achille Mbembé. El contexto brasileño es particular, dado que además de configurarse como un país de extensión continental y tener  una biodiversidad incalculable, de acuerdo con los datos del último Censo (2022) del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), las poblaciones autodeclaradas como ‘prietas’ o ‘pardas’, continúan siendo una mayoría poblacional con el 10.42% y el 45.3%, respectivamente. 

    Como consecuencia del desarrollo, algunas veces impuesto y otras tantas condicionado a intereses políticos, la construcción imaginaria de una potencia nacional agroambiental se sustenta en lógicas productivas monoculturales que afectan directamente a las poblaciones negras en sus respectivos territorios. Esa lógica ha exterminado ecosistemas, cosmovisiones y prácticas ancestrales de manera deliberada y focalizada, con impactos irreversibles tanto en la naturaleza como en la producción y reproducción de la vida. 

    Sobran los ejemplos: la monocultura centrada en la producción limitada de productos agrícolas dependientes de contaminación por pesticidas, como en el complejo soja-pecuario, maíz y caña de azúcar en el Cerrado brasileño; el proceso de desertificación del Bioma- Caatinga, las asociaciones públicas y públicas involucradas en proyectos extensos y criminales de minerales en las regiones Norte y Sudeste; los emprendimientos de infraestructura y logística integrados estrechamente relacionados con el proceso global de producción y exportación de de commodities agrícolas y minerales, especialmente en las regiones del Amazonas; la privatización de empresas públicas de saneamiento básico y la privación del derecho humano al agua; la construcción de complejos y haciendas eólicas y solares extranjeras en territorios de pueblos y comunidades tradicionales del Nordeste; los proyectos de protección y mercantilización forestal; y una infinita serie de expropiaciones, robo de tierra y desplazamientos en nombre de un desarrollo, hoy conocido como “sustentable”.

    La tensión entre construir conceptos y categorías y llevarlos a la práctica, pone al Estado brasileño como corresponsable por el endurecimiento de la dominación racial relacionada con el desgaste ambiental, principalmente, en contextos de emergencias climáticas. Esa ha sido una cualidad fundamentalmente intocable cuando se debate la promoción de la justicia climática: no se considera, o al menos no de una manera indispensable y relevante como debería, que cuando reivindicamos la promoción de la justicia socioambiental y climática y señalamos los los principales vértices de la injusticia, sean naciones, empresas o sujetos colectivos, estamos coincidentemente (o conscientemente) estamos otorgando una responsabilidad a  los mismos agentes y emprendimientos que, en un pasado no tan distante, se expandieron a lo largo de los países de América Latina y África en busca de fuentes de extracción de riqueza y esclavización de poblaciones étnico-diversas.

    Entendiendo que la producción del conocimiento es un elemento fundamental en la lucha por la disolución del poder e históricamente ha sido utilizada como una forma de subordinación de poblaciones y territorios. Nuestro objetivo principal es contribuir y luchar ese lugar a partir de otros órdenes epistémicos, metodológicos y teóricos, económicos, políticos, sociales y culturales que interpelan a los territorios brasileños.

    Al respecto, el Centro Brasieño de Justicia Climática (CBJC) reafirma un compromiso ancestral con la producción de conocimiento a partir de cosmovisiones negras para la promoción de la justicia climática en Brasil, teniendo como base cada contexto y territorio. Entendiendo que la estructuración fundamental del saber científico, sea para pensar la sociedad en general o para promover la justicia climática, en particular, sólo es posible por el reconocimiento de la multiplicidad étnica-racial y de otras formas de ser, pensar y producir el mundo.

    ¿Cuál es el desarrollo que queremos para el contexto en el que vivimos y cuál es el desarrollo que ha sido presentado? ¿Es un desarrollo justo, inclusivo y democrático que tiene en consideración las desigualdades raciales y de género como categorías fundamentales en contextos de emergencias climáticas ineludibles? Estas son algunas de los cuestionamientos centrales que el CBJC se propone debatir, en que la raza, “una vez más es crucial para este entramado”

    Entendiendo también que la lucha por la justicia climática es incompatible con el recrudecimiento de la dominación racial en sus distintas manifestaciones- social, política, económica y cultural- el propósito del CBJC es presentar contribuciones en el campo de la producción del conocimiento que dialoguen con las diversas realidades, demandas y agendas de las poblaciones negras en las cinco regiones del país. Esas son las principales demandas que se reivindican en ese modelo de (des)arrollo, sustentado en un proceso civilizatorio que garantiza la multiplicidad de pensamientos y la producción de conocimiento calificada y empleada como herramienta indispensable para la promoción de la justicia climática y de equidad racial.

    La promoción de la justicia climática también depende del reconocimiento de la diversidad de historias así como de las diferentes formas de producción de conocimiento. La emergencia climática más que nuevas políticas, exige nuevas narrativas, donde el protagonismo de las poblaciones negras, indígenas y quilombolas deje de ser una excepción y de paso a la definición de los rumbos del mundo que queremos construir. Tal como nos lo enseñó nuestro maestro encantador y relator de pensamientos (como le gustaba ser llamado), Nego Bispo, el camino para un pensamiento contra colonial, pautado en la transición ecológica, justa y antirracista, solo será posible en la medida en que nos (des)colonicemos.

    Una reflexión de Junior Alexio para Alma Preta Jornalismo y El Centro Brasileño de Justicia Climática. Traducción por Ana Hurtado

    Junior Aleixo es investigador y Doctor en Ciencias Sociales en la Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro (UFRRJ) con un intercambio sandwich en la Universidad de Toulouse II (Jean Jaurés), Francia. Es coordinador de Políticas y Programas en ActionAid Brasil y consultor para movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil.